Muy cerca del metro Argüelles se encuentra este pequeño restaurante italiano de comida casera, donde se puede disfrutar de un excelente menú del día. Las porciones son del tamaño preciso y los platos están muy bien elaborados, llenos de sabor. Tras la barra están Marco y su esposa, una familia italo-polaca que te atiende con las mejores formas. Fui con mi pareja a comer a este lugar y no nos decepcionó. Los primeros estaban sensacionales. La ensalada caprese con mozzarella y tomate, perfectamente bien aliñada y acompañada de un trozo de focaccia casera. La quiche de jamón y queso deliciosa, con su chorrito de aceite de oliva por encima y acompañada de finas lonchas de calabacín frito. Los segundos tampoco desmerecieron: una lasaña casera de carne, sencilla pero de buen sabor, así como un delicioso timballo de calabacín y atún. De postre pedimos tarta de queso y tiramisú, los dos muy ricos. Los únicos dos detalles que no me convencieron fue que casi todos los platos llevaban por encima perejil fresco picado(algo innecesario porque los platos estaban buenos) y que la ensalada Caprese no tuviera albahaca, lo que la despojó de su perfume natural. Fuera de esas menudencias, que se pueden corregir, el resto fue una agradable experiencia.