Un día me di cuenta de que Madrid es una ciudad para contemplar mirando hacia arriba. El hecho de que las calles del centro sean más bien estrechas hacen que uno esté acostumbrado a ver los bajos de los edificios y se pierda lo verdaderamente bonitos que son muchos de los edificios que tiene esta ciudad. Así que desde hace tiempo me dedico a pasear con la barbilla en 45º no porque sea un estirado sino porque el espectáculo arquitectónico-visual madrileño así lo requiere. En una de estas ocasiones en que andaba yo mirando áticos y fachadas de edificios me encontré que esta extrañísima estatua colocada peligrosamente sobre la balaustrada de una terraza. La primera vez que vi esta escultura de un ángel caído y sin cabeza pensé que era una broma, o una intervención artística hecha de algún material liviano… pero no es así. El ángel es de bronce, lo esculpió el artista Miguel Ángel Ruiz, pesa unos 300 kilos y no es la representación de un segundo«ángel caído» en Madrid sino que es un ángel que hace unos 1000 años salió a dar una vuelta por el mundo y decidió volver al cielo de espaldas –como quien nada– y jugando con las nubes. ¡El pobre se pegó una ostia de espanto! No se dio cuenta que en estos últimos años los humanos habían invadido parte del espacio con construcciones. Y así se quedó: empotrado contra la cornisa de un edificio madrileño. Por cierto, si te decides a ir por Madrid mirando hacia arriba ¡ten cuidado con los bolardos! o tus espinillas acabarán por recordártelo con más dolor que otra cosa.