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Llevamos a nuestra preciosa border collie de 3 añitos de edad a esterilizar a esta clínica. No nos informaron de que esta raza tiene grandes posibilidades de sufrir una mutación del gen que les hace intolerantes a la anestesia (y quizá, ni siquiera lo sabían), información que posteriormente supe que todas las demás clínicas del barrio facilitan (excepto ésta), además de recomendar una prueba de tolerancia a la anestesia, cosa que ANIMANIA no hizo. Es más, las demás clínicas me indicaron después que incluso si los border collie dan negativo a la prueba, los siguen tratando como positivos, para eliminar cualquier riesgo. Pero ANIMANIA nada de nada: le aplicó a nuestra pequeña una anestesia incompatible con la mutación del gen, sin pruebas previas y sin nada y, después de esterilizarla, a pesar de estar aún inconsciente por la anestesia, nos la entregaron para llevarla a casa. De camino, empezó a tener convulsiones, les llamamos y nos dijeron que eran normales. Al llegar a casa, empezó a respirar cada vez con más dificultad y también a sangrar, pero nos dijeron que el sangrado también era normal. Poco después, sin embargo, nuestra perrita murió y, con ella, una gran parte de nuestro corazón. Han pasado 4 semanas desde ese día y mi familia y yo estamos por los suelos. En cuanto a los trabajadores de ANIMANIA, después de matar a nuestra perrita mostraron su verdadera cara, porque se desentendieron completamente de todo. Ni nos ofrecieron unas disculpas, ni mostraron una pizca de dolor, ni nos ofrecieron una explicación relativa a la muerte de Akira (explicación que tuvimos que buscar en otras clínicas), ni nos devolvieron el dinero de la castración, ni nos dieron el pésame siquiera. Lo único que llegaron a decirle a mi marido fue que, si él quería, podían darle un cachorrito que tenían a cambio. Es decir, una vida a cambio de otra vida. Con su ofrecimiento demostraron que, claramente, para ellos los animales sólo son objetos susceptibles de romperse y de ser sustituidos fácilmente por otros, como si no tuvieran sentimientos y como si nosotros tampoco tuviéramos sentimientos hacia ellos. Triste, muy triste. El haber dejado a mi chiquita en manos de esta gente fue el peor error de mi vida, un error que estoy pagando con muchas lágrimas, noches blancas y eternas y días de cama y arrepentimiento. De alguna manera, siento que yo también maté a mi perrita por no haber sido capaz de elegir una clínica mejor para su esterilización y nunca me perdonaré por ello. Sólo espero que los demás dueños de animalitos no cometan el mismo error que yo, porque ahora ya saben cuáles serían las consecuencias.