Cuando pienso en kebabs me imagino siempre un lugar de comida rápida, pero después de estar en Ariana voy a empezar a asociarlo con buena cocina mediterránea. Este restaurante ofrece una cocina sencilla, sin grandes artificios ni mucha variedad, pero no por ello merece menos la pena. En mi primera visita me dejé aconsejar por la camarera, y probé el hummus y el salziki, como entrantes para compartir. De principal, kebab de pollo con arroz y ensalada. De postre, unas baklavas, que son unos dulces típicos hechos con pasta filo, rellenos de una masa de frutos secos(almendras y pistachos), y cubiertos de miel. Lo que más me gustó fue el entrante y el postre, aunque el pollo también estaba bueno. Todo ello acompañado por un vaso de ayran, que es un yogur líquido salado que me recordó mucho al lassi indio. Si no te convence el experimento, puedes pedir una cerveza turca o una española. De precio, salimos a 11 € por cabeza, todo incluído. El servicio fue excelente. Eramos un grupo de 4 personas, y pese a haber sitio en las mesas de fuera, nos dejaron pasar al comedor para que estuviéramos más cómodos y tranquilos. La camarera estuvo muy atenta en todo momento y nos sentimos muy bien atendidos. La decoración contiene elementos típicos de Turquía como tapices e instrumentos musical es, así como algunas fotografías. La luz es cálida. No está recargado y resulta acogedor.