Arriba

Durante la epoca unviersitaria es uno de los sitios más concurridos, ya sea postbotelón o para calentar. Es famoso por sus vasos de grifo de litro por lo barato, pero la leyenda dice que eso está más que trucado porque bajan demasiado rápido. El ambiente antes era de música de grandes éxitos de hoy y siempre pero recientemente se ha convertido en música pachanguera…
No sabría decir el mejor momento para ir, ya que es oscuro a más no poder pero sobre todo mejor no ir a ni en época de novatadas (principio de curso) o en la feria de abril (que para quién no lo sepa en ciudad universitaria empieza en febrero).

Que llegas de provincias, oiga. A la Universidad. Vas y vienes todos los días, te quedas a algún botellón, y salís después a donde más cerca pilla: Moncloa.
El Arriba está bien. Barata la bebida (luego he descubierto que no es único de allí, pero se agradecen los metros de cerveza y calimotxo que tú te vas sirviendo). Música no para grandes melómanos, comercial, pero bailable y puedes ligar bastante.
Si quieres, incluso, puedes acabar en La Note, que está al lado.
PD: nota mental. Para gente algo jovencilla. No para exigentes. Y cuídate un poco si eres antifascista (esto no lo defenderé ante un Tribunal, pero aviso para navegantas…).

El Arriba fue el primer bar en el que estuve en Madrid. Martes noche, recién llegado de mi ciudad de origen y allí me llevaron, a probar uno de sus famosos metros de calimocho y cerveza. Lo que pasó desde ese día es que me hice un habitual durante mis años universitarios.
Un sitio al que entrar en zapatillas, beber barato y escuchar música de Oasis, Los Piratas, Queen, Extremoduro, Ska-​P, etc. Lo tenía todo: buen ambiente, buen y variado criterio musical y bebida… normal. Un lugar donde la diversión estaba asegurada y el palo a la cartera era menor que en otros sitios de la zona. Incluso tenían un futbolín.
Lo que me encontré la última vez que fui fue un panorama nada alentador: música pachanguera y un ambiente totalmente diferente al de calimocho y zapatillas de siempre. Quizá fue cuestión de un día de mala suerte, volveré a comprobarlo, o quizá no, no quiero perder el buen recuerdo de uno de los lugares más especiales que he pisado en Madrid.