Mesón situado en el pueblo de Hortaleza. Tradicional de toda la vida. A destacar el trato de Arturo. Productos tipicos asturianos y de calidad. Recomiendo la fabada y cualquier carne, postres caseros como arroz con leche. Esta siempre lleno y es un local pequeño.
Carlos M.
Rating des Ortes: 5 Madrid
Ayer volví a esta institución que no visitaba desde hace más de diez años, pero que sigue igual que siempre. Quise hacer un check-in y vi que no estaba en Unilocal todavía, así que me surgió una duda. ¿Debía dar de alta este lugar, que no necesita publicidad porque siempre está lleno? Finalmente mi alma de Unilocaler me ha vencido y he decidido subirlo, porque las cosas buenas como esta hay que compartirlas y no reservarlas para los privilegiados que, como yo, las conocemos. Este pequeño mesón-sidrería, este encantador restaurante asturiano lleva aquí toda la vida, al menos yo lo conozco desde hace casi veinte años y lo recuerdo exactamente igual. Arturo, el dueño y alma del local, tiene ahora veinte años más pero sigue igual de amable, simpático y entrañable, desde que te recibe en su cueva llena de recuerdos acumulados a lo largo de tantos años. Porque este pequeño restaurante situado en una esquina del viejo pueblo de Hortaleza, entre dos calles estrechas de lo que hoy es un barrio incorporado a la capital, es como la cueva del tesoro. El caso es que ayer estaba con unos amigos por la zona y me acordé de este mesón asturiano, así que me los llevé para allá. Eran casi las cuatro pero estaba repleto, aun así Arturo nos buscó una mesa para acomodarnos. Ya nos habíamos tomado unas cañas con unas deliciosas tapas de queso cabrales en la barra mientras esperábamos la mesa, pero en cuanto nos sentamos empezó el festín. Unas botellas de sidra natural, una deliciosa fabada casera, unos maravillosos chuletones acompañados de patatas y pimientos regados con un buen vino de la Ribera del Duero… No nos quedó sitio para el postre, aunque la leche frita y el arroz con leche prometían, así que acabamos directamente con el café y el chupito. Reconozco que la cuenta fue algo elevada, pero cuando comes de maravilla, productos de calidad, bien cocinados como antaño, con sabor casero y auténtico, en un ambiente tan acogedor y agradable, no cuesta pagar. A mí me pareció el dinero mejor gastado, porque la relación calidad-precio es excepcional. Por eso este mesón asturiano está siempre lleno desde hace tantos años, por eso no necesita más publicidad, porque a todo el mundo le gusta comer bien y clientela no le falta. Arturo ha sabido mantener el mismo espítitu de siempre, sin ampliar el local para dar servicio a más gente ni bajar un ápice la magnífica calidad de los productos. Por eso este clásico no morirá de éxito, como otros. Yo lo he recuperado y ya estoy deseando volver.