Una churrería que me resulta conveniente por su localización y que, por tanto, visito con frecuencia ya que su producto es bueno y los churros son algo que me vuelve loca. No he probado el chocolate a la taza porque para esto soy más exigente y es algo que prefiero merendar, con lo que no opino sobre el asunto ya que, hasta ahora, sólo he visitado este local por la mañana. He visto que también sirven bollos, chocolatinas y carajillos, además de otras botellas alcohólicas que permanecen expuestas tras el mostrador. El local es amplio y cuenta con máquina tragaperras, es decir: un auténtico clásico. El baño no lo he visitado jamás porque te atienden rápido y de muy buena gana y tampoco he tenido necesidad. Respecto a los churros, no son grasientos y por lo general están recién hechos. También te los puedes llevar a casa, por supuesto.