Bar Hernán Cortés

Pues hace poco conocí este sitio, que por lo visto es «de los de toda la vida», la verdad es que llevo trece años en Madrid y cada vez que he pasado por la calle del mismo nombre me he fijado en este sitio «toda la vida».
Quedé allí para salir de marcha con unos amigos de los de «toda la vida» y la verdad que el sitio me gustó. Es un bar de copas, que presupongo no tiene decoración vintage, si no que el sitio al ser «de los de toda la vida», en sí mismo es vintage. Me tome un par de copas o tres, no estoy muy seguro, por que ya dije que salí de marcha, pero creo recordar que no estaban mal puestas. Lo que más me gusto del sitio no fueron sus copas, sino el sitio en si es como meterse en el salón de las Chicas de oro a tomarse una copa yo creo que todos los que estábamos allí, esperábamos que en cualquier momento saliera del baño Blanche Devereaux, a intentar ligar con los presentes, pero no fue así.
Al final me dio pena enterarme de que este sitio, no será para «toda la vida», lo traspasan y no se que será del sitio, pero creo que aún estáis a tiempo de visitarlo y conocerlo, o disfrutar una última vez.

Este antiguo pub de los años ’60 — ’70 lleva toda la vida en los bajos de este edificio en la calle de Hernán Cortes. Un sitio de lo más curioso en el que la iluminación brilla por su ausencia, pero donde hace unos años te podías encontrar a lo más granado de la modernidad malasañera, con diferencia. Ahora parece que el tema ha decaído un poco, y aunque sigue llenándose, el ambiente es más relajado y ya no hay tanto hipsterío.
¿El secreto de su éxito? Copas a (muy) buenos precios, un camarero que es puro amor con el que se puede hablar todo el tiempo que sea necesario, la música a un volumen que permite hablar y una decoración entre lo kitsch y lo feo que es absolutamente arrebatadora. ¿Quién se resiste a sentarse en uno de esos silloncicos?

Todo el mundo te va a contar lo cool que es el sitio porque para entrar has de llamar, te han de abrir y todo parece muy secreto pero el bar en si es bastante decadente, a veces piensas que tiene un rollo lupanar que tira para atrás. Las puertas rollo Saloon, las luces, todo muy curioso.
Personalmente fuera de lo curioso y de cierta fauna que a veces parece que está en una performance irónica hecha de residuos de las tomas falsas de Muchachada Nui a mí no me convence demasiado.

Hace un par de años el Hernán era un sitio para seguir cuando cerraba Malasaña, un lugar donde tomar unas copas y que para entrar tenía que conocerte el dueño (más majo no puede ser). En los últimos años ha pasado también un sitio donde empezar la noche de las mejores de las maneras, con copas muy bien puestas (e incluso minis) a precios baratos.
Como música siempre tiene puesta la de VH1 que está puesta en sus televisiones así que eso también da para largas conversaciones. Todo esto en un bar acristalado con sillones de mimbre sin que nada te llame la atención. Lo Dsicho, una joya en Madrid.

Demasiado para el cuerpo, pero un imprescindible. Porque cuando nada más está abierto, nada más en el barrio que Madrid parece París algunas noches de lo aburrido que está y de repente alguien lo sabe, esto parece cerrado. pero no tienes más que llamar e insistir un pelín a Antonio que aunque parece muy rancio es un amor.
Por dentro y por fuera el sitio es alucinante, y si tus amiguitos y tú ocupáis todo el bar, él cierra, echa las cortinas (que las hay, y tapan todos los ventanales) y allí que corra la cava, como dicen las señoras murcianas.
Un placer, las puertas del cuarto de baño son dobles, así como las de los saloon del oeste. No os puedo contar aquí la cantidad de noches inolvidables y sentimientos que este lugar despierta. hay que vivirlo. No corrais mucho la voz ;)