Café Galdós

Creo que hace años venía con bastantes más ganas a este sitio; puede que fuera porque era un joven impresionable, porque me lo recomendó alguien que salía del cine del Círculo en una noche nevada y eso puntuaba, o porque estaba en una etapa zen en la que solo tomaba roiboos; la verdad es que no lo recuerdo. Pero sí recuerdo que el ambiente me atrapaba más, supongo que porque había gente tomando copas (en aquel entonces Madrid era puro y aún no decíamos «cócteles»).
Ahora solo voy a desayunar con una amiga que trabaja cerca o a recibir invitaciones de boda los días de diario por la tarde aprovechando mi descanso del trabajo, y siempre está indefectiblemente vacío; no vacío del todo, que sería desolador, pero sí con pocos clientes, casi siempre leyendo el periódico u ocultando su deseo oscuro y secreto de hacerle el amor salvajemente a la persona con la que está practicando intercambio de idiomas. Habitualmente me pido una infusión y una barrita con tomate si es por la mañana (correctas sin más) o un capuchino si es por la tarde, y este tiene casi más espuma que café, así que fíjate tú qué negocio más bueno. Y está bueno el negocio y el capuchino, aunque tampoco me apasiona, encontrar un buen café es algo realmente complicado.
Lo que me joroba es que los zumos son de botella y procedentes de concentrado, así que poco zumo y mucha agua, pero cuando aprieta la sed bien vale.
Hubo un tiempo en que venía con más ganas a este sitio y, a pesar de ello, probablemente sea el sitio cercano a mi trabajo al que voy con más ganas (salvo cierto restaurante indio de cuyo nombre no quiero acordarme).

Bar para estar agustito, comer algo y escuchar música rodeado de las obras que exponen muchos artistas…

Café Galdos is a non pretentious cozy little joint tucked away quietly on a side street. Always warm and cozy, always an empty table.
I’ve been here on a few occasions. The first, closer to the lunch hour was fairly busy with a lot of working folks from the neighboring businesses and government offices. The second, totally empty just before the merienda hour began.
The service was decent, even a bit friendly dare I say it. Also, not such an expensive café, about 3 € for OJ or a coffee/​tea, average around this neighborhood. I’ve tried the fresh orange juice and mint tea. They have a variety of teas which I like as a non coffee drinker. A full bar is also at your disposal if you so feel the need.
They also have some cakes, and quiche nothing too impressive here but good enough. Overall… a nice café nearby my flat for a quick beverage.

Local muy agradable

un local que por la mañana da desayunos, al mediodia menus de 10eur, y por la noche expectaculo. hay siempre exposiciones de arte local en las paredes. muy recomendable

En pleno centro de Madrid, el café Galdós es una pincelada que interrumpe tanto cemento y locales para oficinistas.
La decoración del lugar es muy chula y siempre tienen exposiciones temporales de dibujo, pintura y fotografía.
El primer salón, amplio, tiene mesitas para tomar café o comer y además sillones donde esparcirse a voluntad. Los menúes de mediodía son variados, de cocina sana y no superan los diez euros. Además, por fuera del menú, se pueden degustar las tostas (salmón, queso y champiñones…) a un muy buen precio. A la tarde es más para tomar café o té acompañado de alguna tarta de elaboración propia.
Por la noche se pone más rollo pub (y más caro), aunque la buena onda del lugar y de los empleados (en su mayoría latinoamericanos), hacen del sitio un muy buen partido para tomar algo y desconectar.
Aclaración: de Pérez Galdós, sólo un dibujo en una de las paredes alegra, pero nada más.

Solamente he estado una vez en esta cafetería y seguro que a partir de ahora la alternaré. Salía del Centre Blanquerna y me apetecía tomar un café mientras ojeaba los libros que acababa de comprar. Como no me apetecía Círculo me metí en el Café Galdos que estaba bastante solitario en ese momento.
El Galdos es una cafetería muy agradable, con dos estancias, que no son tan amplias pero que al tener unos techos tan altísimos dan esa sensación. Tenían muchas fotos colgadas por todo el local, supongo que en exposición, y en la sala del fondo en la que me senté tenían un pequeño estrado, supongo que para hacer actuaciones.
Me pareció muy interesante que el café estuviera tan abierto a la calle, que como es muy tranquila y no tiene apenas tráfico, no entra casi ruido y si una ligera brisa que junto con el hilo musical tenue, te deja relajarte.
Tomé un café bombón que fueron tres euros y una copa de baileys que fueron cinco.

Moderno y amplio café en local de corte antiguo, de techo alto y sofás desgastados.
Es perfecto para venir un rato, si llegaste con demasiada antelación al círculo de bellas artes. Si no, es atractivo también por sí mismo: organizan exposiciones y conciertos (folk, blues, pop, flamenco, indie), y la carta de coctails y cafés es bastante completa.
Ignoro si se debe a las humedades normales en una edificio antiguo o qué (pues no parece que sea por falta de higiene), pero en alguna ocasión la atmósfera del local olía mal. No le di demasiada importancia.