Cafelito

No puedo decir mucho más que otras ya han dicho, pero es un verdadero oasis en el barrio y la ciudad. El café es de los mejores, los dulces que ofrecen también son buenismos y caseros. Los desayunos también son muy especiales.

Hacía mucha falta un sitio como este en Lavapiés, un sitio de esos de venerar al café como alimento de los dioses, que es lo que es y punto.
Cafetazos estupendos y con un montón de maneras distintas de prepararlos. Si tardan un poquito en traerte lo que has pedido, no dudes que es porque se lo están currando muchísimo y te lo están haciendo perfecto. Me parece un detallazo el servirte un vaso de agua fría aromatizada con especias en cuanto te sientas, y le da muchos puntos a la atención del local, que ya de por sí es genial. La presentación de los cafés es exquisita, perfectamente adecuada a la bebida que te estés tomando. Si pides una infusión, vendrá con un temporizador que te indica cuándo estará en su punto.
El local es cómodo y muy acogedor, decorado con muy buen gusto. Ante cualquier duda, el personal se desvivirá por explicarte qué lleva cada café, así como su modo de preparación. Si vas con un poco de gusa, echa un ojo a las tartas que tienen, que son como para ponerse a llorar de emoción (yo me quedo en eso, por aquello de llevar tanto tiempo a dieta, pero he de confesar que siempre estoy deseando que alguien se pida un trozo para «probar un poco»). Se me nota que soy muy fan de este sitio, pero es porque lo merece.

Gran descubrimiento entre las calles de Lavapiés, al lado de la UNED. Ambiente tranquilo, decorado un poco hipster con mesas y sillas de madera diferentes. El desayuno muy rico; tienen varios panes para las tostadas (de aceitunas, cereales, semillas de amapola…) y tés. La camarera es ENCANTADORA, muy atenta y servicial.
Volveremos sin duda!

Local maravilloso, modernito, vintage talcual pero sin ser recargado ni dar vergüencita y pesadez.
No es muy amplio así que depende cuándo intentes ir, o no vas a tener sitio o igual te sugieren compartir espacio vital.
Probé el cafelito frío a secas (sin leche ni nada), el cual me gustó mucho, tenía un granizadito fino que se juntaba con la espuma del café y le daba un punto genial.
Marta P. se decantó por un café campesino el cual lleva miel, canela y panela (jugo de caña de azúcar que recuerda mucho a la miel casera casera cuando está medio seca y parece un caramelo). Además venía un poco de panela en un recipiente para echarse al gusto. Le encantó.
En las mesas te dan agua para que te sirvas al gusto, detallazo, y según la pruebas te quedas un poco extrañado, no sabes bien a qué sabe (o nosotras no caímos de primeras) y luego compruebas que (o te cuentan, según te traigan el agua en jarra o en maxi tetera como a nosotras) está infusionada con clavo y cardamomo.
Tenía esta reseña guardada hace casi un año y no terminaba de publicarla porque oí por ahí que las propinas no se repartían, que iban directas para el dueño y eso no me gustó. Así que lo cuento y le bajo una estrella.

No me he leído todas las reseñas, pero no creo que pudiera aportar nada nuevo, así que solo daré mi opinión: me encanta el café de Cafelito. Soy de café manchado, siempre, y aquí saben qué es (no, no es un café manchado de leche). Lo que más me gusta es que, a pesar de que el manchado lleva más leche que café, sigue sabiendo a café.
También he probado el café frío y está muy bueno, aunque confieso que el tema de los posos que se te cuelan en la boca me corta un poco el rollo. Los dulces no me han marcado cuando los he tomado, pero bien; al menos los tienen, que siempre molan con un coffee.
Y el local, aunque tiene su encanto, me parece incomodísimo. Pero entre el riquísimo café y el trato amable, no puedo no darle las cinco estrellas. Me apena que no haya sitios de estos en mi barrio…

Nicest service ever! Especially in the Lavapiés area, there aren’t that many nice coffee shops. This is a cute little place, wifi, and the manager is super friendly. I enjoyed my visit here! The seating isn’t comfortable if you’re working on the laptop, although the décor was hipster-​y with a bit of «at-​home» feel. Chatting with friends would be nice. Slouching and working on the laptop… not here.
It is also super quiet.

Some of the best coffee in Madrid. The service is excellent– the staff is kind and attentive. Theyve got a good variety of espresso beverages and each drink comes with infused water

Encontré esta pequeña joya gracias a Unilocal.Buscábamos un sitio para un café después de comer un domingo. Buena conversación y ambiente relajado. Y lo hayamos en Cafelito! A pesar de estar bastante lleno, encontramos mesa en seguida, sin esperar. El espacio es muy ‘cuco’, sin grandes ostentaciones pero a la vez bastante pensado. Y lo más importante de todo: buen café. Se nota nada mas entrar. Se huele, café del de verdad. Así que yo ya encantada.
El servicio muy atento y amable. Nos sirvieron agua y nos tomaron nota. Probamos un par de cappuccinos y un café bombón. Este último esta increíble. Que delicia. Así que allí nos quedamos un buen rato charlando y poniéndonos al día.
La única pega que le puedo encontrar al sitio es la zona del salón al fondo. Hay como demasiadas mesas y siempre tienes que estar pendiente de no chocarte con la gente o de no tropezar con los camareros. Ellos ya están acostumbrados, pero es un tanto incomodo estar siempre moviéndote para dejar paso.
Pero ya os digo: es un problema menor, porque buen café+sitio agradable es un YO feliz. Si vais por la zona, no dudéis en echarle un vistazo!

Un coffee shop petit et tout mimi dans le très chouette quartier Lavapies. C’est totalement le genre d’ambiance que j’aime, un comptoir avec des jeunes tatoués qui s’affairent autour d’une énorme machine à café, qui semblent rapidement dépassés…une scèné qui a sa dose de charme ;)
Notre cappu’ était excellent, une mousse de lait parfaite, accompagné de sa poudre de cacao. Un goût parfait, où rajouter du sucre serait sacrilège ! On a accompagné le tout de toast aux céréales, avec sa sauce tomate-​provolone à étaler, et son huile d’olive. Parfait.
Super ambiance et prix ultra-​démocratiques: pour 2 cappu’, 2 toasts, et une jus pressé, on en a eu pour 9EUR à tout casser.
Une perle !

De entrada, me impactó que el baño fuera del tamaño que la sala principal. Sobre todo con lo petado que estaba las dos veces que he ido.
Y ahora al grano. La primera vez fuí con un grupo de 6 personas, sí, fuimos muy optimistas, pero conseguimos sentarnos al tiempo de entrar. Nos pusimos en el único hueco disponible a la entrada del local y pedimos. Yo no soy nada cafetero y me fuí directo a los tés y de ellos me llamó la atención el chai (un té especiado de la India) que tenía mono de el de mi viaje por India. También pedí un brownie de chocolate. El resto pidieron cafés y tartas y me miraban raro. En parte lo hacían porque mi chai no llegaba y no llegaba y no llegaba. Al final llegó, pero el resto de la mesa ya había acabado.
La segunda vez fuí con sólo una persona y casualmente nos sentamos en la misma mesa de la entrada y esto no importaría si no estuviésemos en febrero y la puerta no se cierra sola. Esto ya pasaba la primera vez y se mantenía esta vez. Como sigo sin ser cafetero y el chai estaba bueno, volví a pedir chai, la otra persona pidió un expresso con café de México con algo de leche y una delicia de limón. El caso es que de las tres cosas que pedimos no acertaron con ninguna: la delicia de limón no apareció por la mesa, el café expresso con algo de leche venía sin leche y mi chai que me preguntaron que si era con leche o agua me lo trajeron con auga y adivindad, lo pedí con leche. Yo opté por no decir nada, acudir a Unilocal y pensarme si volver.
La sensación con la que me fuí esta vez es de descontrol y que están superados por la gente.

Me sorprendió este local, en los 2 intentos de conseguir una mesa a la tercera por fin pude entrar. No tiene mucho espacio dentro, las mesas son bajas, aprovecharon a lo que parece un casa antigua, mantiene mucho del decorado con cosas antiguas. De entrada cuando te sientas te ofrecen agua con una mezcla de hierbas y cardamomo, lo fuerte de la carta son los diferentes tipos de café que ofrecen, y lo que me gusto el día que fui la explicación detallada de cada uno de ellos. Las tartas no son su punto mas fuerte. La atención es exquisita, aunque sigo echando de menos que me pregunten si necesito algo mas y que pasen por mi mesa de vez en cuando.

El reiterado check-​in de amigos en esta cafetería llamó mi atención y me dije que no podía dejar pasar más tiempo sin comprobar en persona el magnetismo que ejerce este lugar sobre los Unilocalers.
Indudablemente no se equivocaron. Lo tiene todo. Un café auténtico de excelente sabor que hace que te vengas arriba y quieras pedir más y más sólo hasta que una taquicardia te haga parar. El cafetoño es un hallazgo revelador, con su notas de nuez moscada y miel, sólo les falta servirlo sobre un lecho de hojas secas para que la metáfora y la emoción otoñal de este café sean perfectas. Y visto el nivel habitual del café de la ciudad, Cafelito es como un faro que alumbra todo el sur de Madrid.
La atmósfera me es familiar para esta categoría de cafetería-​salón de té que abunda menos de lo que debería: luz tenue, mobiliario reciclado, ecléctico; un sofá desvencijado pero de un confort insólito. Un ambiente relajado a golpe de reciclaje y toques personales. Las tartas, por supuesto son caseras y extraordinarias. Tomé la de queso y vi pasar la de zanahoria, el próximo día no se me escapa.
El detalle especial de la casa es para mi el vaso de agua macerada en jengibre que sirven antes de la consumición y que acompañan con una botella llena que te dejan en la mesa. Un gesto que resume muy bien el cuidado espíritu del lugar.

Qué poco me gusta ser la nota disonante en una composición de comentarios tan positivos, especialmente cuando el concepto del local me parece maravilloso y necesario para este barrio. Llegamos un domingo a las 16 y el local estaba temporalmente cerrado a pesar de que tienen horario continuado; ponía que iban a abrir en breve, así que nos esperamos mientras se formaba una cola terrible detrás de nosotros a pesar del frío que hacía.
Cuando abrieron nos sentamos (éramos tres personas) en una mesa en el centro de la sala e inmediatamente se llenaron todas las mesas, ¡qué buen síntoma! Nos sirvieron unos vasos de agua y nos informaron de que en ese momento solo había una persona para atender el local porque su compañero llegaba tarde y que iban a tardar. El modelo del negocio, en el que te preparan todo al momento, me parece maravilloso, pero si no tienes el personal necesario para moler el café, calentar la leche, cortar las tartas, poner los vasos de agua y atender las mesas se desvirtúa completamente. Dos mesas a nuestro lado se marcharon hartas de esperar a ser atendidas.
Al rato llegó el compañero que faltaba, pero estaba más preocupado por contar su coyuntura personal que por atender. Tras 35 minutos sentados bebiendo agua, estando yo ya de una leche bien calentita, pasó por nuestro lado y le dije que si podía tomarnos nota; le extrañó mucho cuando le dije que ninguna de las mesas había sido atendida, y temo que para este momento sus disculpas nos supieron a bastante poco.
Tras otro buen rato esperando y habiéndonos intentado servir algunas cosas que no eran nuestras, llegaron nuestros pedidos. Llevábamos casi una hora para tomar un café. Supongo que todo esto suma para que nuestra apreciación de los productos no fuera muy buena y os aseguro que, casi una semana después, redacto esto con pena suma: el capuchino de chocolate no sabía apenas a chocolate; el café con miel y panela estaba, quizá de forma evidente, demasiado dulce; el que me pedí yo, cuyo nombre no recuerdo, sabía a cualquier cosa menos a café, y encima me sentó mal. Quiero creer que fue más por frustración e ira contenida que por la leche, porque la pedí sin lactosa y me consta que así lo apuntaron (lo grabó en las notas de voz de su teléfono móvil). Una decepción, quizá acrecentada por condiciones ajenas al propio local, pero decepción de todas maneras.
En cuanto al local, muy austero tirando a berlinés, con el inconveniente de que la mayor parte de las mesas son muy bajas. El cuarto de baño, unisex y muy mono, aunque yo lo hubiera hecho más pequeñito porque hubieran tenido espacio para un par de mesas para dos personas si hubieran querido.
Me frustra haber escrito todo esto, pero es como me siento. Creo que la idea del local es magnífica, creo que le viene muy bien al barrio, y creo que pueden tener gran éxito porque además tienen una localización bastante concurrida; quisiera pensar que, cuando se me pase el calentón (porque me caliento por cualquier cosa) volveré y será la repera y cambiaré esta reseña por otra que no se vea influida por una cuestión puntual, pero mientras tanto no puedo olvidar que fue una experiencia horrorosa que no vale lo que nos cobraron.

Cafelito nace como templo para los amantes del buen café, nada más entrar hueles café recién molido que te despierta los sentidos.
Julio tras la barra te recibe con una gran sonrisa y un buen vaso de agua aromatizado mientras ojeas la carta. No es una carta complicada pero si completa que puede variar en cualquier momento, solo tienes que decirle tus gustos a Julio y el te sorprenderá con alguna de sus creaciones.
Muy recomendable su café frío que te sirven en una tetera, es nuestro favorito junto al capuchino con moca. De precio muy bien por 2,50 € podrás tomar un buen café en alguno de sus sillones cómodos y charlar tranquilamente. Tienen wifi

Tengo muy poco explorada la zona Lavapies-​Embajadores, y eso es algo que tengo la intención de «solucionar» mas pronto que tarde, pero como me guste ir sobre seguro, y me gusta el café mas que un tonto decidimos que nuestra primera incursión fuera el mas que ya famoso cafelito.
Hay que destacar que el local es increíble, y se respira una atmósfera fantástica, con los ya consabidos sillones y butacones cada uno de su padre y de su madre (si mi padre viera lo que han hecho con las sillas de la yaya que tiramos hace años) y con un espacio que a pesar de ser pequeño se encuentra muy bien aprovechado.
El servicio es de 10, para empezar te dan agüita que viene mas que bien, y mas cuando debes preparar el paladar para tan magno producto, te aconsejan y ayudan con una naturalidad pasmosa y por otro lado, he visto pocos locales donde cuando preguntas por las tartas te digan abiertamente que la «sacher» no ha quedado demasiado buena y que mejor no pidas, ¿De que planeta has salido?.
El plato fuerte es el café, sobretodo por el formato en el que te lo sirven pidas lo que pidas, en mi caso al ser «cafelito frío» en una tetera donde iba el café con leche, nuez, hielo picado y un toquecito de limón, si bien, aviso a navegantes, si sois muy muy muy fanáticos del sabor del café podéis llevaros alguna decepción, puesto que las «marcianas» mezclas de cafelito en alguna ocasión relegan al café a un papel mas secundario.
Para comer cogimos una tarta de chocolate y una barrita con tomate, que venía con sal negra de Islandia y que Merche M a poco se come en horizontal de lo riquerrima que estaba.
Para colmo? Que a la hora de pagar el barista buscaba la manera de empaquetar nuestras consumiciones en algún tipo de oferta del día, en lugar de cobrarlo todo por separado.

Great coffee and light breakfasts. They know their coffee and take great pride in using quality ingredients and their presentation.
We had the yogurt and fruit bowl, and the fruit was cut right before being served, which we appreciated. Campesino coffee was fun to order, served with a huge cinnamon stick that double as the stirrer. Excellent espresso drinks.

Café très cosy situé dans le barrio de Lavapiès où le personnel y est très agréable et souriant, lieu idéal pour démarrer sa journée avec un petit-​déjeuner.
On y mange notamment les tostadas con tomate y aceite et plusieurs cafés sont proposés en plus des classiques, dont le bombon (expresso avec du lait concentré), le café frio avec ou sans lait et des cappuccinos avec différentes saveurs.
C’est vraiment vraiment pas cher et très bon, on se demande alors pourquoi on dépense autant à Paris pour un petit-​déjeuner.
Lavapiès regorge de bonnes adresses, j’ai adoré ce quartier!

Me encanta. Creo que no puedo decir más.
Me alegro mucho de que la fiebre por el café rico se haya trasladado también a Lavapiés. Siempre me ha fascinado que España, a pesar de ser un país cafetero (gracias, especialmente, a Latinoamérica) tenga un café tan malo. Basta con irse a Portugal y beberse un expreso para comprobar la enorme diferencia.
La cuestión es que Cafelito viene a suplir la enorme carencia de una cafetería como esta en la parte baja de la ciudad. Un lugar de buen café, pero precios estrictamente contenidos, como mandan los cánones. Y que la gente siga frecuentando cadenas norteamericanas –que no nombraré– existiendo estos sitios maravillosos…
De momento solo he ido una vez, a mediados de septiembre, y como todavía hacía calor he tomado un café frío. Servido en una enorme tetera metálica, con una pajita y una cuchara para no dejarse nada por el camino, me ha parecido una de las cosas más deliciosas del mundo. Definitivamente, lo recomiendo.
El sitio promete. Están cambiando a una carta de otoño, que a buen seguro nos traerá más experimentación cafetera, más cosas ricas y un sitio al que volver con frecuencia para disfrutar del placer del café.

Me parece un sitio muy acogedor y con bastante encanto, cajas reconvertidas en mesas con una decoración que invita a relajarse. Los chicos que atendían estaban en todo momento pendientes de qué me estaba pareciendo el desayuno y todo hay que decirlo, estaba bueno. Si vas por Lavapiés es un buen sitio donde desayunar sobretodo si vas a ir al Rastro un fin de semana. Me recomendaron que la próxima vez que fuese a desayunar eligiera el pan de cebolla así que tendré que volver.
Lo único que cambiaría serían un par de cosas, una el pan con el que hacen las tostadas, son rebanadas un poco finas que con el tomate y el aceite se reblandece un poco, usaría un panecillo o unas rebanadas de un pan más grueso. La otra cosa sería que las mesas fueran algo más altas que yo como buen chico alto que soy tenía que tener las piernas a un lado.

Qué gran descubrimiento! Llevaba tiempo en mi lista de sitios nuevos que visitar. La verdad que es estupendo, me da muy buen rollo, aunque es una pena que cierre a las 8, porque a la gente cafetera como yo nos gusta disfrutar de un café tardio. Es lo único malo que le vi, porque llegué con poco tiempo, solo con media hora para disfrutar. Eso sí, fue estupendo.
Quería algo fresquito con café. Tiré a lo sencillo, y claramente cutre, café con hielo. El camarero me puso cara de cuadro y dijo que eso era un delito jajajaja y me recomendó el Café frío Cafelito y la verdad que fue una gran recomendación. Te lo traen en una tetera preciosa, podéis verlo en la foto, donde hay una especie de batido de leche (la mía sin lactosa y, puedes hacerlo con soja también) o granizado y lleva azúcar, canela y algo más pero no sabría el qué. Está muy bueno y fresquito. Son unos 3 euros porque te cobran suplemento por el tipo de leche raruna. Eso si, es bien grande y puedes beber con pajita o tomarlo con cuchara.
El sitio es muy chulo y tiene el rollo ese de mezclar mesas y sillas, no es muy grande pero se está muy bien y creo que ha causado gran sensación en el barrio!

Factastic spot or «local» in the Lava Pies neighborhood of Madrid. I hope the owner/​s read this and know that they served me the best breakfast I’ve had in Madrid!!!
Went in for breakfast on Sunday morning and the owner could not have been more welcoming. He was kind enough to serve 2 of my friends larger coffees because it smelled so good, they knew the regular size wouldn’t be enough. We were served citrus infused water, which was so refreshing and exactly what I needed on a hot summer morning.
We all ordered the pan con tomate, with the onion bread (he also had wheat and white available). It was perfect! The bread was toasted but still chewy, the tomatoes were so fresh, and the olive oil was literally the best I’ve had in my life. I didn’t get the name but I know it was organic extra virgin, first press. I ordered the Cafelito, which was a sort of frappé. My friends all ordered hot lattes. Utter perfection, and I know my coffee.
So so glad to have run into this place!

Este lugar es realmente especial y tengo claro que es por Julio y Santiago, sus dueños, porque han conseguido transmitir en cada detalle toda su ilusión y desde luego han conseguido crear un local y un ambiente en el que disfrutar, charlar, pero sobre todo, sorprenderme :)
Observa sus platos, sus mesas, las sillas,… todo tiene una historia y un por qué, no es el rollo «moderno» de: venga va, pon eso ahí y mézclalo con lo otro que «se lleva», sino que por ejemplo, las mesas, que son cajas recicladas, son parte de un proyecto solidario y los libros que se encuentran en las mismas, los puedes leer.
Fíjate en algunas de sus sillas… ¿se te habría ocurrido? Mira los platos y la vajilla en general… ¿de dónde lo habrán sacado? ;)
Yo me enamoré completamente de la tetera donde nos sirvieron su Café frío que es sencillamente delicioso, porque os digo que son unos genios y andan siempre de pruebas para ofrecer algo distinto pero tranquilos, porque si quieres tu café con leche de toda la vida pues también lo tienes, y todo a unos precios estupendos. De hecho, ya andaban pensando el café para la nueva temporada así que no tardaré en pasarme.
Probamos también su tarta de zanahoria que estaba bien rica pero además tienen otros dulces y yo soy poco de resistirme a según qué cosas ;P
El detalle del «agua infusionada» que te ponen según te sientas me parece maravilloso porque además de ser algo diferente… ¡ya no tienes que pedirlo! :) Y otro detallín: tienen WiFi, perfecto para quienes como yo, de vez en cuando buscamos un sitio para darle a la tecla.
En este lugar me sentí realmente como en casa, no solo porque es muy acogedor, sino porque son divertidos, súper amables y su atención es excelente.
Desde aquí les propongo que se líen, aún más, la manta a la cabeza y hagan por ejemplo catas de café o talleres impartidos por ellos mismos.

Un espacio acogedor cómodo y con mucho encanto. Sobre todo tienen cafés muy bien hechos, pero también tés y algo de comer.
Nada más llegar nos pusieron una botella de agua fresca infusionada con hierbabuena, lo que nos permitió quitarnos la sed y poder saborear los cafés (todo un detalle, sobre todo en verano).
Imprescindible probar su café frío, es lo mejor que he tomado de este tipo. Y si no, dejarse aconsejar por el barista, que sabe lo que hace y estuvo muy simpático, disponible y cuidadoso todo el rato. No comimos nada, pero con el café nos pusieron una especie de pasta hecha por ellos que también me conquisto.

Before this place opened we were passing it on the street and the owner, who had been busy for months refurbishing this burned-​out hole of a local (what we in English would call «hole-​in-​the-​wall» in Spanish is called a «local»), invited us in for a look. He was so kind and explained in great detail the stories behind the various pieces of furniture and the fixtures and the cash register, for example, and warmly entertained our questions.
Fast-​forward three weeks and we were finally able to pay a proper visit. Julian poured us a few infused waters to sample, one with orange flower and the other with cardamom. Both were delicious in their own way. We ordered coffees and they were brewed perfectly, unburnt, and were delicious to boot.
On another trip, we ordered frozen coffees. Mostly frozen coffee hasn’t arrived in Spain, rather, a bartender will pass you a cup of ice cubes and a typical mug of coffee and let you attempt to make the pour yourself. This is a lackadaisical method of making iced coffee, with classically horrid Spanish table service on full display. At Cafelito, a blended coffee drink arrives in a martini glass, spiced with orange peel. For the first time, I felt some hope for the small, local/​independent coffee house scene in Spain.
There is free wi-​fi here, but as is typical in most Spanish coffee houses, there is a dearth of wall plugs. C’est la vie.
We were so impressed with the robust flavor of our hot coffees that upon a third visit we stopped in only to buy a ¼ kilo of ground Columbian beans. Some coffee places around the city skimp on the quality of the bags by which they transmit their ground or whole beans but this place does not. The bag’s resealable with a «freshness button» to keep the product airtight and fresh.
Every experience we’ve had here has been above-​and-​beyond positive. Drop in for the homey, peaceful atmosphere or drop in for quality coffee, or a little of both.

Me gusta no, me requetequete encanta. Cafelito es de estos sitios con encanto, en los que gusta estar.
Su café es buenísimo, el precio es el justo por la buena calidad de lo que te sirven y además se preocupan muchísimo por el cliente y sus gustos. Cuando pidas un café, di que tipo de sabores te gustan más para que te lo adapten a ti. No es un sitio en el que atiendan sin ton ni son o «en masa», se preocupan por el cliente y por hacer que su experiencia en Cafelito sea la mejor.
El capuccino vale 2 €, y 50 centimos más si lo quieres con aroma (el de moka está espectacular). El café frio está también buenísimo y cae estupendamente bien para las tardes de verano.
El local es bastante minimalista, pero bien cuidado. Sus asientos son cómodos y cuentan con algunos sillones y butacones para tirarse un buen rato.
Buen precio, buena atención y bonito… ¡Viva Cafelito!

No es una cafetería es el laboratorio del café, lleva abierto desde el día 1 de agosto y ya he ido en dos ocasiones. Si os gusta el café os lo recomiendo, de precio está muy bien, el cappuccino son 2 euros, el café con leche 1.60 y lo que os recomiendo es el café frío con leche (2.50 euros) al que le ponen nuez moscada y limón, no es café helado es frío y está muy rico.
Es un local muy agradable, hay también algunos dulces y lo que más me gusta es que el barista, Julio (es amor) te aconseja y te sorprende con sus creaciones. Yo ya tengo mi tarjeta fidelización, cada vez que voy me ponen un sello y cuando la rellene tengo un Cafelito gratis.
Se puede pedir para llevar ya que tienen una ventanita que asoma a la calle Sombrerete. Si vas con tu mascota, puedes pasar a Cafelito y si quieres leer, pues tienen libros que te puedes llevar en su saloncito, el saloncito de la abuela.
NOVEDADES:
En todo este año, Julio ha seguido creando novedades cafeteras, el último que he probado es el café barraquito con leche condensada, limón, canela y licor, lo sirve frío y es delicioso.

Abrió su puerta el 1 de agosto en la calle Sombrerete.
Desde hacía 2 semanas cada vez que pasaba ante el local me había llamado la atención ya que a través de los cristales se observaba su decoración sencilla pero con buen gusto y también por su entrada, donde había un cuenco de agua para perros y unas macetas de flores.
Al día siguiente de su inauguración por fin pasé la puerta y pregunté — «¿Se puede entrar con los perritos?» Con un agradable y sonriente «sí» entré algo aliviada, me senté en un cómodo sofá y pregunté lo que me ofrecían.
Aún no he echado un vistazo a su carta, pero al parecer de momento sólo hay dos tipos de café, uno colombiano y otro brasileño.
El camarero cuenta que sólo usan los granos de café recién tostados y te lo muelen en el momento que lo pides.
Esta vez pedí un colombiano por su recomendación. Me preguntó qué azúcar quiere (moreno, blanco, etc). Cuando le respondí que no usaba el azúcar, me sonríe diciendo — «¡Eso es lo mejor!» (qué majo es…).
Su sabor me parece muy suave, quizás porque me haya acostumbrado a los cafés fuertes. El plato que lleva una galleta me recuerda los de Meißen.
El menú del desayuno se ofrece sólo entresemanas.
Tendré que repetir para probar el café brasileño, el cual según ellos tiene un sabor más fuerte.