Yo y una amiga fuimos tarde, y pedimos ensalada y jamón porque la cocina estaba cerrada. 20 minutos antes nos advirtieron que iban a cerrar. Se nos pasaron distraídamente y sin retirarnos los platos antes para que de manera sutil nos pudieran recordar que ya era la hora. Nos echaron dando voces. Sorprendente para un lugar que en el barrio parece algo más elegante. El jamón acabo sentándome mal por el mal rato! Por desgracia soy vecina y debo ver al encargado cada vez, una vergüenza ese tipo de trato. Siempre que paso por ahí los platos tienen una pinta fenomenal y a la gente se le ve contenta.
María José P.
Rating des Ortes: 4 Madrid
Un clásico del barrio, lleva mil años ahí pero ha cambiado de dueños hace poco. Si no me he enterado mal, ahora lo llevan los mismos que El Caldero de la calle Téllez. El chef es catalán, y eso le da un toque diferente a la cocina. Por ejemplo, para los que no hayáis vivido la experiencia, es un buen sitio para probar los calçots, que son como una especie de cebolletas típicas en Cataluña en temporada de frío, que se comen con todo un ritual, babero incluido. Destacan las brasas en las que hacen las carnes, que siempre saben más ricas que pasadas por la plancha. Tienen menú a mediodía, aunque si vais muy a menudo veréis que cambia poco. La atención cercana y personal, buen rollo. Con los cambios, han ganado en la decoración, pero el local sigue siendo pequeño para tanta mesa, y da un poco de sensación de agobio cuando está lleno. En verano la cosa mejora porque cuentan con todas las mesas de la terraza, pero aún así es muy recomendable reservar.