Llevaba mucho tiempo queriendo apuntarme a Crossfit, así que cuando vi en el parabrisas de un coche que habían abierto este sitio cerquita de mi casa, me animé a ir y preguntar. Lo primero que vi es que la sala de entrenamiento es amplia, lo suficiente como para ser cómoda, pero no tanto como para que parezca que uno está en Pinto y otro en Valdemoro. Por otro lado, tienen todo lo que un buen lugar de Crossfit ha de tener: su jaula, sus pesas, sus cajones… Y un suelo en el que puedes pintar con tiza en el suelo para ir marcándote las series. Que así contado parece una tontería, pero cuando estás en un entrenamiento por tiempo, y estás ya agotaíco, buena falta te hace para llevar la cuenta. Como iba diciendo, las instalaciones son muy buenas, los vestuarios están limpísimos y nuevísimos, y el personal es magnífico. El Crossfit es una actividad muy dirigida, y están pendientes de ti en todo momento, echándote una mano, corrigiéndote y ayudándote, además de(obvio) explicándote los ejercicios. Los precios son extraordinariamente competitivos, comparándolo con lugares cercanos que yo había estado mirando. Con dos valores añadidos: el primero, que está cerquísima de mi casa, y el segundo, que –al menos de momento– no hace falta reservar espacio para acudir a una sesión. De momento el Crossfit y yo nos estamos habituando el uno al otro, pero es verdad lo que me habían dicho: es duro, pero engancha. Si lo estás pensando, no lo dudes, es tu momento.