Das Kaffee

Como es una cafeteria con su mesitas, cuatro personas mayores que nos juntamos para merendar y hablar decidimos entrar una y no mas.
El café un poco malo, el servicio puffff. Lo peor pasado media hora o un poco mas la camarera nos trajo la cuenta y nos dijo que nos teniamos que ir. Se lo comentamos al dueño que es muy estirado y nos dijo que nos fuesemos a nuestra casa. MUCHAS EDUCACION POR PARTE DE ESTE SEÑOR

Entré por casualidad buscando un lugar donde desayunar algo. Pedí la carta de té y la verdad, desde fuera lo venden como si tuvieran una carta extensa y fueran expertos en café y té.
Los té son de bolsa de una empresa normal, pedí un té verde y está claro que no era para recordar. Para acompañar pedí un cruasán de sabor normal.
El precio 2,60, no era excesivo pero tampoco económico para lo que ponen. Tienen también diferentes tipos de Gintonic y café (si, todo en la misma carta) y tapas, raciones, batidos y postres variados.
El servicio de camareras correcto, me atendieron rápido y con sonrisa.
Un sitio que no me llama para volver a entrar.

De este sitio nos engañó su juventud como local y la aparente modernidad de sus instalaciones, pero yo no salí muy contento. Aunque intentan camuflarlo, en realidad pertenece a una marca de café e infusiones no muy conocidas, todos sus productos son de ellos y la carta se ciñe a eso y a unas cuantas piezas de bollería industrial muy bien presentada.
Total, que mi señora pidió un capuchino clásico y yo un chai latte (aunque aquí se llama de otra forma). Su café parecía estar bien a pesar de haber sido hecho con siropes, y mi chai vino sin latte (solo con agua) y no quise presionar porque llevábamos prisa para entrar al cine. También pedimos un muffin de chocolate que estaba bien pero no para tirar cohetes, aunque aquí también se llaman de otra manera que no recuerdo porque lo importante es cambiarle los nombres a las cosas a ver si logras confundir bien a la clientela.
En cuanto al servicio, creo que es casi lo que menos me gustó del local y ya sabemos cómo le amargan a uno las consumiciones estas cosas. La persona que nos atendió era diligente pero no tenía demasiados modales y, en su afán por intentar agradar a todo el mundo, se puso a jugar al fútbol con un balón reglamentario con un niño pequeño; no pasaron grandes cosas, pero fue un espectáculo dantesco e impropio del espíritu del establecimiento y, aunque cuando digo estas cosas parece que voto a quien no es y que apoyo el levantamiento de aquel otro contra la legalidad vigente (que tampoco me convencía demasiado), opino que con el sitio lleno de gente de avanzada edad en su mayoría y con más bien poco espacio para regatear y hacer monerías, lo mejor hubiera sido dejar que el niño se fuera con su balón en la mano ya que no había hecho ademán de otra cosa el pobre. Mira que me gustan poco los infantes, pero a veces hay adultos que son la repera.
Mi consejo es que no os dejéis engañar por su mobiliario moderno y su decoración en plan nevera ni su nombre exóticamente alemán, en el mismo plan tenéis opciones mucho mejores en la misma acera o en la de enfrente.