Esta es mi peluquería de elección desde hace media vida, igual que lo ha sido de toda la parte masculina de mi familia en el pasado; aunque me queda un poco a desmano de casa, sigo viniendo casi todos los meses a que me repasen los 4 pelos que me quedan, ya que mi descontrol capilar tiende al afro y es incómodo. Pero, antes de nada, dejemos clara una cosa: ni es una logia masónica ortodoxa ni les interesa el gin-tonic con pepino y bayas de enebro; no, aquí se insulta de Política y se habla de fútbol, tenis y coches, y al que no le guste… Porque padre e hijo son tan majos que es difícil estar callado con ellos; de hecho yo siempre rezo porque los clientes que van antes de mí sean huraños y no les den cuerda, que suelo ir apurado de tiempo antes de entrar a trabajar y se me desmandan los horarios si la conversación es demasiado buena y retrasa mi afeite. Además quiero añadir que, aunque sea una peluquería de barrio de toda la vida, si les pides cosas un poco fuera de lo habitual te lo hacen encantados, que yo también fui adolescente con ideas raras y aquí me las plasmaban estupendamente. PD: la mitad del local es peluquería de mujeres, pero esa parte no la he probado nunca.