Si algo tiene Montecarmelo además de familias numerosas son farmacias. Casi a la vuelta de cada esquina es posible encontrar uno de estos establecimientos, algo que me sorprende y cuya causa no llego a explicarme con exactitud, aunque tampoco he indagado a fondo sobre este asunto. Al no oponerme al uso de fármacos, he ido probando varias de estas farmacias a lo largo del tiempo y finalmente me quedo con ésta. Las razones son las que podría tener cualquiera: un buen trato y eficacia en los consejos recibidos, además de contar con muchísimos productos, un verdadero vicio para mi. De hecho, a veces me da pena que me atiendan tan rápido, porque no me da tiempo a curiosear entre las cremas y demás tratamientos. Te toman la tensión, te pesan y, sobretodo, todavía no ha llegado el día en que no tengan lo que les he pedido. Me sorprendió también favorablemente el ver marcas no tan habituales en España como Caudalie o Nuxe, con lo que también me surten de cremas hidratantes. Fenomenal.