Mira que me gusta comprar en las tiendas del barrio tanto por motivos de desarrollo de la economía local como por la atención que en el 99% de los casos te prestan y las dudas que te resuelven… esta ferretería pertenece al 1% que no te presta atención. La sensación que tuve fue de lo más triste y seguro que no volveré a entrar a comprar en ella –hay otras ferreterías en el barrio con más salero y desparpajo-. Entro en la tienda, vacía y el tendero está hablando por teléfono, espero tranquilamente al lado del mostrador a que acabe. Sigue hablando. Espero. Sigue al teléfono y pregunta«¿Qué has hecho este fin de semana? Cuenta, cuenta…» Y yo me quedo perplejo. ¿Qué es eso de «cuenta, cuenta»? Entiendo que si te llama un cliente o un proveedor hables y termines lo que tengas que hablar pero con un cliente los asuntos personales o el cotilleo ha de esperar más que nada porque no creo que al cliente le interesen tus cotilleos de fin de semana y es una falta de respeto. Esperé en torno a los cinco minutos simplemente por ver hasta dónde alargaba la conversación y os aseguro que 5 minutos en una ferretería pequeña y vacía se hacen interminables. Cuando colgó el teléfono pedí lo que había ido a buscar –una tapa de cristal para una sartén grande-. No tenía, dijo que eso era difícil de encontrar así que compré una de metal. Eso fue todo. Para la próxima voy a otro sitio.