El día que comienzan tus vacaciones es un día prácticamente de feliz absoluta y plena… hasta que llegas al aeropuerto y ves que tu vuelo acaba de ser retrasado dos horas en lo que tú te dirigías al aeropuerto. A las ganas de matar se añade una sensación diferente: la de no saber qué demonios vas a hacer durante las próximas dos horas en un aeropuerto, quizá el sitio más aburrido del mundo. Especialmente si hablamos del aeropuerto de Barajas. A esto añadiré que yo además viajaba con un fumador. Así que a la reacción clásica de «pues nos sentamos a tomar algo» se unió la de «pero ¿dónde? Dentro no, que no se puede fumar». Por suerte, según salimos de la Terminal 2 para que el pobre se fumase un pitillo, vimos, justo enfrente, este lugar, convenientemente llamado«La Fumarola»(que no es otra cosa que el sitio por el que salen los gases de un volcán). La cafetería es bien pequeña, y nada bonita. Sin embargo, cuenta con una ventaja competitiva frente a cualquier cosa que puedas encontrar dentro del aeropuerto: tiene terraza. Eso quiere decir que los fumadores pueden dar aquí rienda suelta a su vicio sin ser molestados, aunque sea a base de pagar las Coca Colas como si fuesen la última que queda en el desierto y con una atención estándar de aeropuerto.