Gumbo

Comida rica de Nueva Orleans ! Nada más llegar pedi una Samuel Adams para empezar y unos tomates verdes fritos! Si si eso mismo! Tomates verdes fritos! E estaban de muerte! Luego seguimos con jambalaya (arroz con especies y gambas) y Gumbo (sopa de marisco) y estaba todo super rico! Compartimos entre 4 y las cantidades muy bien! Y para terminar 3 maravillosos postres: tarta de mantequilla de cacahuete, brownie y tarta de banana! Divinos!!! Los 3!
El sitio tiene buen ambiente, comida rica, e buen precios (20eur persona aprox)! Volvere seguro!

Este es de mis favoritos. Ir sin reservar es una locura, porque casi nunca hay sitio, pero merece la pena por sus alitas de pollo a la salsa de bourbon y el jambalaya, que es toda una explosión de sabor. Ahora, como no te guste el arroz, vas mal, porque casi todos los platos lo llevan de acompañamiento.

Me encantó.
El encargado es un tío muy majo, llamé en plenas Navidades y tenía el local lleno, estuvo pendiente de mi y me busco un hueco.
Un aperitivo de nueces tostadas riquísimo, tomates verdes fritos, jambalaya, langostinos… y brownie al bourbon. …
Muy recomendable

Me da mucha pena darle a este sitio sólo 2 estrellas, no sólo por la cantidad de buenas reseñas que tiene, si no por las ganas que tenía de visitarlo desde hace muchísimo tiempo y lo ilusionada que estaba. Pero no sé si la calidad ha bajado en los últimos años o qué, pero realmente no se merece una buena review.
Vinimos un miércoles por la noche y estaba bastante animado, no hacía falta reservar pero tampoco sobraba el sitio. La decoración me gustó, sencilla pero agradable, con fotos y recortes de periódicos por las paredes, y ventiladores de techo. La temperatura fuera era súper elevada y dentro se estaba bien.
Después de mirar la carta nos decidimos por un par de Samuel Adams para beber y por 3 platos para compartir: la ensalada de pollo cajún, el timbal de berenjenas y el buey bronceado. Tal vez fue un fallo no pedir los tomates verdes fritos pero es que había leído que eran casi todo el empanado y a mí no me apetecía. Lo que no sabía era que en el timbal de berenjena las rodajas de berenjena estaban igualmente empanadas, con demasiado aceite y pan para mi gusto. La salsa de tomate que traía era muy rica, eso sí, pero en conjunto era un plato muy pesado.
Un detalle que me pareció realmente cutre y que hace que no le de las 3 estrellas fue el del pan. Yo me fijo mucho en la calidad del pan que te ponen en un restaurante. Creo que dice mucho de la atención que ponen a los pequeños detalles. Pues bien, en este caso, el camarero nos sirvió un único trozo pequeño de pan, envuelto en un papelito de estraza, con unas pinzas. Al desenvolverlo, resultó que era un trozo de pan de barra de 30 céntimos del chino. Me pareció absurdo. Si pones pan malo, al menos no lo envuelvas y lo raciones a un trozo pequeño por comensal como si fuese la nueva creación panadera de moda con masa madre, trigo sarraceno o harina de espelta de producción ecológica y limitada.
En cuanto al resto de la comida, la ensalada no estaba mal, bastante normalita. Me esperaba más sabor por eso del pollo cajún. La carne del buey bronceado era rica de sabor pero muy dura. El sabor se lo daba casi todo las especias con las que habían cocinado y tostado el exterior, pero no parecía carne buena ni merecíà la pena pagar los 18 € que costaba el plato. Tendríamos que haber optado por el bonito ennegrecido, que era el otro plato con el que dudábamos.
El servicio fue estupendo, eso sí, amable y rápido, y con las bebidas nos trajeron un platito de nueces especiadas picantes muy ricas. Eso al menos se agradece. La verdad es que no sé si tuvimos mala suerte o si la calidad ha empeorado, pero lo cierto es que no tenemos muchas ganas de volver. Fue una pena también que con lo que comimos no nos cupiese el postre, ya que eso sí que estoy más convencida de que siguen siendo espectaculares. Tal vez deberíamos volver sólo a por el postre :)

Tenía dos intentos fallidos de venir aquí… y por la tercera vez ¡lo conseguí!
Como era un jueves al mediodía, aprovechamos la irresistible oferta del menú del día.
El local abre a las 14:00 horas, así que fuimos muy puntual con un hambre fuera de lo normal.
Nos sentamos en una mesa junto a la ventana muy luminosa y echamos un vistazo al menú.
Hay tres primeros y segundos con una bebida y postre o café.
Yo opté por los espaguetis al pesto de primero y mi amiga, un gazpacho de melón.
Mientras esperábamos el primer plato, nos sirvieron vinos. Yo pedí el tinto y al llevármelo a la boca, enseguida me llamó la atención su calidad. No es muy habitual disponer de vinos de esta calidad para un menú del día.
Cuando me trajeron el plato de espaguetis, me quedé en blanco… a decir verdad me hice un lío… es que confundí la palabra pisto con pisto. Bueno, no pasa nada, el color ha cambiado del rojo al verde y nada más, ¡sin problema!
Los espaguetis estaba algo templado, pero perfectamente «al dente» y la salsa pesto estaba riquísimo y bien ligado a los espaguetis.
Para el segundo plato, las dos escogimos el mismo plato, «mero con salsa de creole».
Aun siendo amante de pescados, no me convence este pescado. Sin embargo he de admitir que estaba muy bien hecho el plato y la salsa de tomate favorecía y enriquecía el mero.
Lo único que no me convenció fue que el arroz que acompañaba al plato fuera vaporizado.
Para el postre, elegimos un bizcocho de piña y un flan de coco.
En mi vida en pocas ocasiones he podido terminar el postre menos el de frutas, pero este bizcocho estaba para chuparse los dedos. A mí no me va el coco (fruta) pero este flan estaba rico e incluso me gustó.
La atención al cliente es bastante correcta, y el menú del día tiene el módico precio de 10,75 euros. Para la calidad que ofrecen, está genial. El local se llenó enseguida.

Divertido local americano de cocina cajun y creole de Nueva Orleans. Prueba los tomates verdes fritos, el soft shell crab, el jambalaya y los postres. Muy bueno y auntentico.

El local en el que se localiza el restaurante es pequeño, por lo que se llena muy rápido. Si se quiere ir en grupo recomiendo no superar las 10 personas.
La atención al cliente fue muy buena y agradable. El servicio nos trajo todo con rapidez.
En cuanto a la comida… Muy buena. Pudimos probar muchos platos, desde la Jambalaya, pasando por el Picantón, el cangrejo de caparazón blando, etc. Todo estupendo y muy bien preparado.
Muy recomendable si se quiere probar comida alternativa como es la cocina criolla de Nueva Orleans.

Normalmente cuando voy a un sitio nuevo a comer siempre me llama la atención algo de la carta; este sitio tiene el problema de que cuando fui por primera vez me llamó la atención toooooodo lo de la carta, obligándome a volver jeje.
La cosa es que, calificaría a la comida de Lousiana y Nueva Orleands como buenísima, y sobre todo, muy diversa, por lo que te guste lo que te guste tienes prácticamente asegurado que encontrarás algo en la carta, la cuál además tiene una sección de especialidades/​temporada que van cambiando (aunque cuando veas la descripción de los platos te quedarás con la sensación de que todo son especialidades: D)
Yo diría que el plato estrella, sobre todo por historia, son los tomates verdes fritos con remoulade; obligado probarlos. Por supuesto también el atún ennegrecido, la tarta de zanahoria de postre… todo lo que se ha dicho en anteriores comentarios, pero yo también recomiendo el picantón; la verdad es que a mi siempre me ha gustado mucho este plato y aquí lo preparan de vicio.

Para aquellos que conocéis la comida americana sureña, éste es vuestro sitio. Productos de calidad y muy bien cocinados. Presentación y sabor muy casero. Buen servicio. Recomiendo los tomates verdes fritos (un clásico de este tipo de comida), el atún ennegrecido, el mero y los langostinos creoles, y como no… los postres: fabulosa la tarta de zanahoria y la de plátano con caramelo y chocolate. Precio medio– alto. El local es de tamaño medio por lo que es muy importante reservar.

Que yo conozca se trata del único restaurante de una de las cocinas más populares de EEUU, la cocina de Louisiana. Esta cocina se caracteriza por un estilo surgido por la mezcla de influencias francesa, española, caribeña y americana, con mucho protagonismo de marisco y pescados y comidas llenas de sabor por el uso de especias propias.
Gumbo presenta varios de los platos más representativos de este estado sureño, como el que le da nombre al restaurante, el gumbo, una sopa espesa y especiada con base de mariscos, arroz y frijoles, muy sabrosa. También se puede probar el jambalaya, un arroz con mariscos, una, salvando las distancias, paella a la Nueva Orleans :-)
Pero si tengo que elegir, me quedo con dos platos que más que de Louisiana, son especialidades sureñas, como los tomates verdes fritos y el cerdo a la barbacoa con pan de maiz.
Los tomates verdes fritos del Gumbo son ESPECTACULARES gracias a su salsa romoulade, el verdadero secreto. El cerdo a la barbacoa es igualmente muy bueno, tierno, sabroso y acompañado de un típico pan de maiz sureño.
Otras opciones como el atun ennegrecido, el cangrejo de cáscara blanda frito, el paté casero, etc… también merecen mucho la pena.
Además de la carta, a veces hay platos de temporada fuera de la misma.
Al sentarnos podemos pedir un cóctel mientras nos traen la comida, el más típico el boody mary, que también lo hacen en su versión sin alcohol. Pero también podemos pedir algo más clásico como un martini seco o una tropical piña colada.
Los postres, si llegas con hambre, tampoco están nada mal. Varios tipos de tarta y bizcochos como la famosa pecan pie, o tarta de nuez pecana, tan famosa por el sur de EEUU.
El personal es amable y atento y aconsejan sobre opciones y cantidad.

Nueva visita al Gumbo, rebotados de otro sitio en el que habíamos reservado y al final no entramos. Para empezar, pudimos coger sitio sin reserva un viernes noche, algo con lo que no contábamos.
Servicio encantador, sin agobiar, siempre pendientes de que todo estuviese perfecto. Ibamos tres personas, y decidimos cogerlo todo para compartir y probar más cosas.
Los tomates verdes fritos tenían que caer: ya los conocíamos y queríamos repetir. Esa salsa remoulade… Mmmmm…
Después probamos los langostinos French Quarter al ajillo, otra salsa espectacular, picantita, pero sin estridencias. Las alitas de pollo al bourbon y sésamo, impresionantes, otro acierto. El paté casero con su cebolla caramelizada, muy bueno también.
Rematamos la jugada con el Banana Cream Pie, buenísimo, nada empalagoso y con sus tropezones de plátano.
Vamos, que cenamos estupendamente, sin haberlo planeado. Como mejor salen las cosas, por otro lado…

Todo espectacular. Los langostinos buenisimos. El atún riquisimo. Las croquetas de llorar.
Por cierto el servicio lo mejor, el camarero joven que estaba, era majisimo y nos recomendó de lujo.

Dear Gumbo,
Why haven’t I met you sooner? After two and a half years and countless days walking past this restaurant I decided to put it on my to do list.
I gave the lunch menu a try one Friday afternoon and was not disappointed. For the first course there were four options, I ordered the creole/​cajun rice. The second course had four or five options I ordered the fried chicken which was accompanied with mashed potatoes and coleslaw. Everything was well prepared. And well seasoned at that! Hard to find in Madrid. To finish off the meal there were three dessert choices, I opted for the orange cake. Definitely a great surprise.
All this, plus a drink of your choice and bread, for 10,75 €. Definitely will be back to try other items off the normal menu.
Sincerely,
A very happy lady

Platos riquisimos, pero no economicos. Comida criolla y menu del dia a 10,75e. Muy recomendable…

Recomendamos los tomates verdes fritos, el atún ennegrecido y los postres. La decoración del local y la música ambiente fueron muy apropiadas. Nos resultó llamativo que todos los trabajadores del restaurante fueran asiáticos, cosa chocante para un restaurante de comida cajún y sureña… El personal del Gumbo es de «demasiado» al este del Misisipi.
25 € por persona, nos pareció un pelín caro.

Propuestas originales (a nivel gastronómico), pero con demasiado fritongo… Solo probé el menú del día, y quizás por la noche (o a la carta) sea algo mejor.

I went to Gumbo a number of times whilst living close by on Calle San Vicente Ferrer. The owner/​chef and his boyfriend are both nice. The food is quite good. I have normally gone for the Menú del día. The desserts were great as well. I believe I even had a mint julep there as well. I see from the photos posted that they’ve really changed the décor since I was there last, ca. 2009.

He estado tres veces, con el objetivo de comer el cangrejo de caparazón blando, pero sólo una vez lo he conseguido. Es un manjar, caro, pero lo es. Si también es tu objetivo te recomiendo reservar mesa y cangrejo. Si no hay suerte con el cangrejo prueba cualquier otra cosa de la carta. Los tomates verdes fritos y las vieiras, lo mejor, pero todo está buenísimo.

I wouldn’t go too far out on a limb, claiming to be an expert on Louisiana cuisine. But I do know a thing or two about it, and have had some excellent examples of the «real thing.»
That being said, let me say that I enjoyed the food at Gumbo.
The dirty rice, gumbo and coleslaw are very good and the fried chicken and mashed potatoes are quite outstanding. The chicken in particular is something I would go back for.
I think it’s a tricky balance for a place like this: The food is kind of caught between the refinement of Creole and the gusto of Cajun. Frankly the flavor and the nature of the food is very Cajun but the presentation tends towards the Creole. You wish that the plates would just brim with food and that excessive Louisiana abandon! But I imagine that’s hard to pull off at a reasonable price in Madrid.
The bottom-​ine is that I would give the place five stars except that I think the prices are high and the portions are small.

El local en sí, no es un gran qué y choca en un restaurante con cocina de Nueva Orleans que buena parte de su personal sea asiático. Sin embargo su cocina es deliciosa, recomiendo el Gumbo, los tomates verdes fritos y de sus postres tanto la tarta de nuez pecana como la de crema de cacahuete.
Repetiré muchas veces

Es uno de mis restaurantes favoritos de Madrid. Vale que la decoración no es lo más, pero la comida es estupenda. En mi opinión, los platos estrella son los tomates verdes fritos como entrante y el bonito ennegrecido como principal. El picantón y el risotto también son dignos de mención. Las tartas son de otro universo, en especial la de peanut butter y la cheesecake. Son bastante compactas, la primera vez que vayas pide una para dos, que lo mismo no puedes con ello. La verdad es que más que tomar un postre, aquello es una comunión con la repostería!

Uno de mis restaurantes preferidos y el único que conozco de comida de New Orleans.
Su carta, fiel desde que abrieron, es una tentación. A mí me gusta todo, pero trasládate de lleno a Luisiana y no te pierdas el famoso Gumbo. Si has visto la película de «Tiana y el Sapo», te sonará. O el cangrejo de caparazón blando, los tomates verdes fritos…
Además siempre tienen una pizarra en la pared donde verás otros platos igual de sugerentes: el bonito ennegrecido o el «Jambalaya».
Y de postre, prueba la tarta de nueces de pecana (una bomba) o la de zanahoria. Y voy a parar ya que se me hace la boca agua.
También tiene vinos muy ricos.
Es ideal para una buena velada con amigos o pareja.

¿Has leído «La Conjura de los Necios», de Kennedy Toole y gozaste viendo a Ignatius J. Reilly demabular por las calles decrépitas de Nueva Orleans? Pues si quieres revivir un poco del ambiente de la mítica ciudad sureña de los Estados Unidos y no tienes pasta para comprarte un billete de avión, vente a Gumbo Ya-​Ya. El restaurante está comandado por un nativo de Nueva Orleans, así que es de suponer que la comida es bastante fiel a la original. Por supuesto, tienes que probar el Gumbo, una indefinible sopa tradicional de los estados sureños, los cinematográficos tomates verdes fritos y el pollo cajún. Pero a mí lo que más me llamó la atención son los cangrejos (14 € tienen la culpa)… ¡¡que te los comes con caparazón y todo! Toda una experiencia.
Por cierto, si tienes pensado venir en finde, reserva antes y evítate un disgusto.