Jardín Secreto

Ame este lugar a pesar de que es costoso, nunca me imaginé que en un almacén podías encontrar esto.
Me llevaron a este lugar pero hace rato lo tenía pendiente en mis favoritos. Después de comer un buen almuerzo necesitaba un buen café.
Entras al lugar y literalmente es un jardín dentro de una terraza, su decoración es rodeada de maticas, flores y enredaderas. Hay varias mesitas rodeando todo el lugar y al fondo hay una con una carpeta súper linda! Que obviamente estaba ocupada. Los meseros y meseras están vestidos perfectamente están tan organizados que parecen que no sudaran ni se movieran intactos. El servicio es muy amable.
Respecto a la comida no sabría decir pero el brunch tiene una pinta! Habría que ir. El café nos pedimos un barraquillo bastante diferente tenía como un sabor a naranja muy rico y te lo traen todo muy Alicia, me encanta ! La vajilla, la carta y en donde te llevan la cuenta, que es eso me la quería llevar jaja de juguete.
Súper recomendado para ir un día de sol es muy tranquilo y cálido. También encuentras un salón en la segunda planta por si prefieres algo más íntimo o sin sol.
Ah si el consumo mínimo son de 4 €.

Terraza escondida en lo alto del edificio de Salvador Bachiller en la calle montera. Toda una sorpresa!
Desde el servicio, que te trata genial y van uniformados, hasta la carta que ofrece una gran variedad (no pude probar nada pero el brunch tenia super buena pinta –20 €) y los pequeños detalles super bien cuidados.

Food: We had the pasta, wrap, beer, and wine. The wrap was mediocre. It was nothing special with no real flavor. The pasta was below average. It tasted almost like something that would come out of a can or box. Like. Campbells spaghetti-​os.
Price: Too expensive especially for the quality of the food.
Décor: Very nice intimate space that with a lot of plants and is open for fresh air.
Overall: I would possibly go back ONLY for a drink and ambiance. However, we’d have to limit it to one drink since it is too pricey. It’s really disheartening that the food is not really on point either because I truly like the space.

This is a beautiful spot right near Gran Via on the top floor of a commercial building. It’s a quiet and cool hideaway from the chaos below where you can have tea, coffee, cocktails and sweets among other things.

I really liked this place! It’s such a hidden surprise in a corridor of busy tourist places. Go inside the retail store and up the elevator to the secret garden on this gorgeous patio.
Both the food and service were top notch and I appreciated the nice touches like having the menu rolled up into a scroll or the retractable roof worthy of any sports stadium.

Soy admiradora porque es terraza en ático en Madrid y no te lo esperas, teniendo que entrar por una tienda de Salvador Bachiller (las cuales me encantan, lo reconozco).
Todo lo que te rodea en tu experiencia de tomar algo en este lugar se vende en la propia tienda: desde la funda de la carta hasta donde te traen la cuenta, pasando por la vajilla, velas, etc.
Me gusta mucho este concepto «adaptarse o morir» que ya han hecho otros espacios comerciales como El Corte Inglés.

my GOSH!
this place is a literal d-​r-​e-​a-​m. if you are familiar with the American store, Anthropologie, you will quickly see that Jardín Secreto would be Anthropologie’s restaurant.
if you don’t know what Anthropologie is, I will instead describe the mesmerizing atmosphere of this beautiful restaurant: peaceful, colorful, unique, thoughtful, refuge, upscale yet comfy.
Andrew & I ordered: a beer, coffee con leche, pollo tacos, Jardín Secreto dessert. they also serve complimentary crema de pappas sopa con pesto before the main tapa is served. all very good.
as I said previously, it is upscale in the way that it is quite expensive. 20% extra to sit outside. but why would you want to sit anywhere else (unless it’s maybe raining outside, but heck, maybe I’d even sit outside in the rain at this place)?!
come through the baggage store all the way to the top floor (can be reached by either escalator or elevator). prepare to be amazed. sit + eat + drink + dream a little. rest up from the bustling city of Madrid and take in the greenery and beautiful colors.

Very nice place and environment, weird to find but it was fun, however, food and drinks are not good, very minimal selection on tapas and the choices aren’t good.

Me encantó el ambiente, que parece que estás en una novela de Jane Austen. El servicio muy bueno también. Por esas dos cosas le he dado las 4 estrellas. Ahora bien, no te confundas: ninguna de las dos tartas que pedimos era extraordinaria (un coulant de chocolate y una integral de zanahoria, esta última bastante seca). Pedimos la opción café + tarta, que vale 8 € cada una. Te lo traen con unos petit fours. No sé qué mas pedimos, porque acabamos pagando 20 €. Sobre todo el sitio merece la pena, y la vajilla en la que te lo sirven, que es preciosa. Eso sí: prepárate para un buen rato de espera: es pequeño y hay mucha gente interesada en merendar allí. Además, tremendo defecto: no hay lugar donde esperar, salvo un pequeñito jardincito exterior donde no se puede fumar. Cuando llegamos estaba lleno y nos dijeron que teníamos que esperar dando un paseo por la tienda. Creo que acabamos por ver todos los objetos de las 5 plantas. Como estrategia comercial seguro que es buena, pero la espera fue tan larga que acabé harta de productos de Salvador Bachiller y deseando salir de la tienda. No sé si será peor el remedio que la enfermedad…

Nice terrace in the center of Madrid.
It is a bit weird to find it since you have to walk through the whole shop.
It’s a bit tight-​up and def not the cheapest spot in Madrid.
But if it is super hot and you are in the area it’s nice to go up and refresh a bit with one of their very good iced teas!

De delicieux jus et petits mets dans un cadre Lewis Carolien innatendu.
In festival detox de légumes et saveurs.
Et quelle terrasse!

Un bonito rincón escondido en lo alto del edificio de Salvador Bachiller de Montera.
Un lugar con una bonita decoración para tomar un café, un te, un batido o, por que no, un gin&tonic. También tienen comida y bollería, por si os apetece picar algo.
Si no hay sitio, en la tercera planta también tienen un rinconcito con terraza con el mismo menú.
Como nota curiosa las camareras van vestidas como azafatas de líneas aéreas, ya que una gran parte del negocio de la tienda es la venta de maletas de viaje.

Nunca podría habérmelo imaginado.
En primer lugar decir que es un sitio con cierto encanto, las camareras van uniformadas como azafatas y fueron bastante simpáticas, el trato fue muy bueno.
Los detalles estaban cuidados y la carta me sorprendió gratamente.
Recomiendo ir, y si es posible, antes de que se empiece a poner muy de moda como pasa con estos sitios hoy en día…

Un lugar estupendo y escondido de Madrid que merece ser visitado. Se entra por la tienda de Salvador Bachiller y se sube hasta la tercera planta. En la cuarta está la terraza.
Yo recomiendo el dulce «El jardín secreto», ¡para chuparse loa dedos!

Merece la pena conocerlo, en plena gran vía es un oasis de tranquilidad. Pastelería bien preparada y variedad de tes y cafés. En verano la terracita da la vida y en invierno, también.

Ouuh que j’ai aimé cette découverte !
A la recherché d’un endroit pour déjeuner avec Lucie C avant de reprendre l’avion pour nos villes respectives, nous sommes tombées sur ce restaurant atypique. Merci Unilocal et les recherches à proximité ! Point de devanture sur rue pour ce restaurant, on était prévenu en lisant les avis. Vous devez rentrer dans le magasin Salvador Bachiller et prendre les escalators jusqu’au dernier étage. Une sorte de speakeasy de la nourriture. Arrivées à destination, une superbe terrasse végétale s’offre à nous ! Deux possibilités, soit manger en intérieur au chaud (mais avec l’impression d’être quand même dans un jardin) ou à l’extérieur (parfait dès les premiers beaux jours). Vue sur les toits de Madrid et immersion «comme dans un jardin» garanties !
Découverte de la carte maintenant. Je l’ai trouvé très bien travaillée, des photos illustrent chaque plat (pratique quand on né maîtrise pas tous les mots en espagnol) mais simpliste quand même, les plats sont loins d’être les plus élaborés mais tentons, c’est sûrement délicieux. La salade Caesar me tentait bien mais je choisis finalement les pâtes au pesto. Très bonnes mais servies avec beaucoup trop d’huile d’olive à mon goût. Bön point: Chaque plat est servi avec une soupe maison (délicieuse !) et deux morceaux de pain (croustillant et moelleux à la fois). Au moment des desserts, l’un d’entre eux attirent mon attention. Une sorte de pot de fleurs rempli de biscuits au chocolat avec une petite pelle pour manger la glacé servie avec. Original ! Et dans le thème du restaurant ! Jai failli le prendre mais je me suis ravisée en voyant le dessert passer «en vrai». On a vraiment l’impression que les biscuits sont de la terre sèche et ça m’a de suite coupé l’appétit. Avis aux plus téméraires, vous me direz si vous le testez !
Au final, une addition plutôt raisonnable pour un plat et une bouteille d’eau gazeuse (de mémoiré 15 € et des poussières).

Una terraza increiblemente decorada para sentirte como dentro de un cuento. Una vajilla y unos detalles totalmente cuidados. Zumos, infusiones y repostería muy cuidada y rica.
Inconveniente: El precio.

Sintiéndolo mucho, me niego a seguir dándole cuatro estrellas a un sitio en el que me cobran 9.60 € por dos cervezas.

Había estado en este sito en el verano, la terraza está llena de detalles muy bien cuidados que olvidas que lo que tienes debajo es una tienda de maletas!!! han puesto cristales en la terraza para poder seguir disfrutándola aún cuando hace frío, y la comida está bien, siempre pensando q es un salón de té y que la comida son bocadillos, wrapa, molletes, tartas etc además de q la presentación es suuuuuper bonita está muy bueno. Ah! Y acompañan los platos con un caldito caliente que me pareció un puntazo para el invierno de MAdrid !!!

Me encanta este sitio porque es tan princesil y cursi que me sale el azúcar hasta por las orejas. Fuera coña, el sitio mola. No te esperas encontrar un sitio así en plena Calle Montera.
La parte de la azotea mola un montón, se está fresquito, sin sol en verano, atienden muy bien… agradable a más no poder! Y pese a lo molón que es, los precios no me parecieron malos.
La parte del salón de té es muy agradable, quizás un poco «biblioteca», pero tiene su encanto para una conversación secreta y tranquila.
La decoración es lo más y está plagado de detallitos. Por ejemplo, la carta te la traen en una especie de jaula de pajaritos. Pues eso, monísimo! Como parte negativa, creo que les hace falta más material de pasteles.

Un rinconcito ideal para pasar un buen rato tomando algo tranquilamente. No cierra tarde, una de las camareras me dijo que cierran en torno a las 22.30÷23.00 h.
Parece un jardincito de cuento, el ambiente es genial, y la decoración y como está montado insuperable, a mi al menos me encantó.
Fui con mi pareja, y ambos pedimos un batido helado, estaban agotados los tres más ricos de la carta (kinder, chocolate con cookies y vainilla con no se que más) así que tuvimos que «recalcular la ruta» y pedir uno de chocolate blanco con nueces, y otro de menta con chocolate (el primero estaba mejor). Estaban bastante buenos, aunque para mi gusto, sabia a leche más de la cuenta, y no está tan bueno para el precio que tiene (5 € cada batido + un 20% que se añade por consumirlo en la terraza, «osease» 6 € cada uno).
Si vuelvo, lo enfocaré más como una terraza para tomar una cerveza o un refresco (3 €), ya que he leído que los mojitos tampoco son su punto fuerte.
Las camareras que iban con el uniforme de azafatas eran muy simpáticas y atentas, sin embargo, la camarera que atendía las mesas, tardó bastante en tomarnos nota.
A pesar de esto… es una terraza tan «cuca» que a mi me ganó.

Pues mira, sorprendido a tope en la que es sin duda LA terraza del 2014. Ahí escondida en plena Montera y en la última planta de la que es la Flagship Store de Salvador Bachiller en Madrid está el Jardín Secreto. Es un lugar repleto de plantas, todas verdes, muchas flores, todas naturales. Es un espacio refrescante donde tomarte unos buenos copazos de té frío con hielos redondos y gigantes que albergan sorpresas en su interior.
Sé que está muriendo de éxito y que encontrar espacio en este lugar hoy en día es prácticamente imposible porque la noticia ha corrido como la pólvora y a cualquier hora del día hay gente apostada en sus banquitos de parque y sus mesas de campiña francesa.
A destacar también el atuendo y vestimenta de las camareras (a modo de azafatas) y su amabilidad y buen hacer. Todo fantástico. Todo muy de cuento de hadas.

Siguiendo los sabios consejos de Lolo, nos dejamos caer por este maravilloso local una tarde de agosto y oye, nos quedamos con la boca abierta.
El sitio es tan especial que en cualquier momento te puede salir Amelie de detrás de una maceta.
La decoración es sensacional, nada casa con nada pero todo combina con buen gusto, todo está lleno de plantas, mecedoras, balancines y sillas y mesas de madera. La carta es muy original, viene con casita para pájaros, y pájaro incorporado.
Las bebidas y la comida están bien de precio, de entrada pensamos que nos iban a meter un sablazo pero los precios están en la media de la zona, cosa que se agradece. La horchata parecía artesanal, nada que ver con la Chufi, y el surtido ibérico estaba bueno de verdad.
A pesar de ser una terraza al sol, no pasamos nada de calor porque tenía puesto todo el rato los nebulizadores.
Nos encantó, repetiremos sin duda.

Es uno de los sitios con mas encanto y personalidad que he descubierto en el centro de Madrid.
Creo que pocos conocen el lugar por su cafetería, ya que a simple vista es una tienda de maletas. Pero si subimos 4 plantas encontraremos una fascinante y tranquila cafetería con una de las terrazas mas bonitas que podamos encontrar.
Puedes tomar un te, un café, un batido, y otra multitud de caprichos presentados de una forma increíble.
El precio es económico (para lo que pudiéramos imaginar). El te frío te lo sirven en una copa tan grande que podrías tardar un par de horas en acabartelo.
La terraza tñes un lugar fresco en el que no vais a pasar calor, y las camareras os atenderán vestidas de azafatas que os servirán la carta de bebidas en un pergamino.
Altamente recomendable y para repetir.

Una tranquila terraza llena de encanto y de pequeños detalles que la convierten en un autentico rinconcito inesperado en medio del ajetreo del centro de la ciudad.
Carta con precios asequibles, y camareras amables con un pintoresco traje rojo de azafata.
Totalmente un «win» de descubrimiento!

Qué bonita la terraza! Ahora entiendo por qué fue elegida para un evento Unilocal (y una pena habérmelo perdido)
Un poco escondida, hay que subir al último piso. Cuando llegamos no había problema de sitio. La terraza como tal es un jardín vintage, con sus mesas antiguas (no hipster, vintage, que hay matices). Sirven cerveza Cibeles (a mi me gustó bastante) y tés fríos en copas de balón (la verdad es que el de mojito no me emocionó, pero tampoco soy de té).
La cerveza son 3,50 € y tienen también cosas de comer (vi en otras mesas un tipo sandwiches o rolls, no llevaba las gafas: P)
La desventaja es que cierra a las 21 o 21.30, así que no sirve para toda hora, pero sí para tomar algo al terminar las compras ;)

La verdad es que no me lo esperaba para nada. Por Avelino y Sara me enteré de que la nueva tienda de Salvador Bachiller, en la calle Montera, tiene una planta secreta. Bueno, no tan secreta, tiene una planta, sin más, que es una cafetería, arriba del todo. Y cuando vi que las fotos eran como muy cuquis me dije «tengo que ir a visitarla».
Así que la semana pasada, aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid y que estaba muy cerca, me acerqué un ratito a currar desde allí. La mala suerte quiso que la wifi y mi equipo no se llevaran bien, pero eso es harina de otro costal.
La tienda de Salvador Bachiller es enorme. Gigantesca. Plantas y plantas llenas de maletas, de bolsos, de fundas para el iPad, para el libro electrónico… Muchísimos modelos y muchísimas cosas que comprar, si es que necesitas una maleta. Tuve que dirigirme un par de veces al personal (para preguntar por la cafetería) y fueron súper simpáticos. Y eso, para mí, es importante.
Llegamos a la cafetería, y la verdad es que mola un montón. En las escaleras mecánicas, cuando vas llegando a la cafetería, ves que va cambiando la decoración, y los bolsos pasan a ser tazas de té y de café. Muy gracioso. Toda la cafetería es de madera, y está inspirada un poco en el tema del viajar (al fin y al cabo lo que venden son maletas…). La carta viene impecablemente enrollada en una casita de pájaro. Nos decidimos por dos tés fríos, uno de frambuesa y uno de mojito.
Las camareras van ataviadas como con uniformes de aerolínea antigua. Un escándalo, vamos, porque encima uno se siente un poco así: como en una aerolínea antigua, de lo bien que le tratan. Los tés fríos vienen servidos en una inmensa copa de balón, con una bola enorme de hielo con dos frutas congeladas. Chuilísimo.
El sitio es tranquilo, relajante y, si saben mantener el encanto, un lugar ideal para pasar un rato tranquilo. Y un soplo de aire fresco y refrescante, en un Madrid atestado de sitios con mobiliario vintage. Este también es vintage, pero al menos tiene una inspiración diferente, y el entorno ayuda muchísimo. Por lo visto en breve abren terraza y todo.
Con los tés vinieron dos piezas de minibollería riquísimas. Y salió cada té frío por dos euritos, que no está nada mal.

En la cuarta planta de la tienda de Salvador Bachiller de la calle Montera han abierto un salón de té, ambiente relajado, muy bien decorado. Sirven infusiones, cafés, pastas, y si lo tuyo es la cerveza, tienen tercios de «La Cibeles». Acompañan todas las consumiciones con una pastita o un mini croissant relleno «saladito». Prometen abrir pronto una terraza en el ático que puede dar mucho que hablar.