Josealfredo

¿Qué haría yo sin este local? Creo que es sitio que en mis salidas nocturnas en Madrid, y vaya donde vaya, es donde más he parado. Al ladito de Gran Vía, te sirve tanto si sales de Malasaña camino de La Latina, como si vas de Chueca hacia Conde Duque.
Y es que Jose Alfredo para mí es un clásico. Vale que se pone inaguantable a partir de ciertas horas, pero es un lugar ideal donde empezar la tarde-​noche.
El local no es muy grande y da la sensación de estar en un pasillo, ya que su forma alargada y muy estrecha no sirve para estar muy cómodo con el trasiego de la gente. A la entrada consta de una barra y al fondo tiene una pequeña sala con mesitas y silloncitos muy kistch. De hecho, ese aspecto entre pub y lugar de alterne junto con lo más moderno de la ciudad y los magníficos combinados y cócteles son la mezcla perfecta que le hacen sobresalir entre los locales de la zona.

Sí, me gusta este sitio, ¡y mucho! Aunque dicho sea de paso, voy muy de vez en cuando porque con los precios que gastan ir a tomarte un copazo (en mi caso un cóctel) se convierte en un premio, un capricho caro que se saborea mejor cuando llevas tiempo sin ir.
La verdad es que he ido sólo una vez en fin de semana, y a la hora en la que encontrar sitio es complicado y esa es la que menos me gustó porque debido a la proximidad de las mesas y a la mala acústica del local, supongo, tus conversaciones se entremezclan con las de otros grupos y ya no sabes ni de qué hablabas. Fijaos si hace tiempo de eso que las pajitas iban grabadas con el nombre del local, no he vuelto a encontrarlas así más.
El caso es que cuando más disfruto de este sitio es entre semana cuando apenas hay gente, amigos selectos, conversación interesante, escenario y un buen cóctel.

Uno de los sitios con mas solera de la trasera de Gran Vía para tomarse un buen cóctel siempre en buena compañía y con camareros agradables y muy profesionales.
Antiguo club de alterne que mantiene la decoración y el espíritu de aquella gloriosa época pasada.
Un sitio de «modernos» que no cargan, con buena música, buena luz y una mas que aceptable variedad de bebidas.
Sin duda una gran elección para una copa ‘afterwork’ o tomar «la primera»!!

Primera vez que piso el sitio, a pesar de que tengo el trabajo a la vuelta de la esquina –como se nota que soy provinciana-.
El sitio es una maravilla, tiene un encanto que había vivido en pocos bares. Eso si, los precios… Olé olé viva los cócteles a 10 eurazos olé!!! La verdad es que me han parecido excesivamente caros (por mucha pasión que le haya echado el camarero al prepararlos). La camarera que nos ha atendido, un encanto (cariño nos llamaba, más mona). Repetiré, y repetiré muchísimo más cuando me haga millonario, que I can feel in the air que me va a pasar pronto.

Lugar curioso, que definiría como bizarro o tirando a ello.
No soy muy de gintonics, pero me engañaron a pasar por ahí. Los precios son los peor, entre 9 – 15 euros el gintonic. A mi me dolió horrores, pero bueno, una vez pase. He de reconocer, que aunque en la carta había buenos whiskies, me camuflé entre el numeroso público y me enrosqué a una copa de balón llena de ginebra y albahaca.
No creo que vuelve, pero porque no es mi tipo de bar.

I come here quite often. It’s a classic sit down «copas» bar with that old school feel with an extensive cocktail list.
But must say the staff is rood and snobby.
Enter at your own risk!

Me encanta este sitio; habré estado 2 o 3 veces pero, debido a las aglomeraciones habituales, nunca había podido pasar de la primera parte de la barra. Sin embargo, este sábado no estaba muy lleno, llegamos a coger una mesita pequeña en el hueco del fondo, y creo que no he estado mejor en un local semejante en mucho tiempo. La decoración estilo pub inglés oscuro, nadie gritando, la música suave…
Además los cócteles están de muerte; yo soy de Ruso Blanco, pero el otro día probé los de mis acompañantes y también estaban estupendos. Además el servicio es bastante bueno, te atienden con premura y, por lo mismo que pagarías por un veneno en cualquier local de chavalines, te tomas una consumición de señor mayor, que es lo que yo siempre he sido.
Si no fuera porque no debo castigarme el hígado, viviría en el hueco del fondo a la derecha.

Llevo años viniendo a esta coctelería, una de las que tiene más solera de Madrid y que conserva su encanto original además de ofrecer cócteles verdaderamente deliciosos, elaborados con cariño y con un buen ambiente.
La última vez que fui acababa de llegar de vacaciones y me moría de ganas de tomarme un buen gin fizz, algo que no conseguí en todo el verano. Sabía que aquí no me fallarían… y no lo hicieron. Cualquier cóctel que pidas está hecho por expertos, no unos pardillos que mezclan ingredientes y te los cobran a precio de oro. Todo está mezclado y combinado en su justa medidad. Y lo mejor es que lo hacen todo sin pretensiones ni palabrería rara como en los típicos locales de modernos, donde te cuelan las bebidas a 15 euros porque le han puesto unas hojas de aquí y de allá.
José Alfredo, además, tiene camareros amables y entendidos que te saben recomendar un cóctel u otro.
Los precios no son baratos, eso es cierto, pero lo que estás pagando es un buen servicio y un mejor producto. Lo normal es que esté siempre hasta arriba, y la gente se queja de ello; por algo será que conseguir una mesa en un viernes y sábado noche sea una odisea… Porque merece la pena.

Al estar cerca de mi casa me he dejado caer un par de veces por ahí.
Al principio me gustaba bastante, el rollo oscuro y esa decoración tan rara un miércoles por la noche era muy divertido. La verdad que el rollo puti que tiene llega a embriagarte si además vas con pareja.
Pero luego la calidad y los precios no son de lo mejor. Prefiero otras coctelerías como Le Cabrera que aunque sea muy muy cara sin duda tiene unos cócteles de muerte.
Eso sí, los rusos blancos están muy buenos.

El José Alfredo es ya un clásico de la noche madrileña, y por descontado que se ha convertido en todo un referente. En él se junta la flor y nata de la modernidad (y no tan modernidad, que hay de todo) madrileña. En general, el público tiende a los treintañeros que buscan tomarse la primera de la noche, así que el local registra su pico de asistencia durante los fines de semana entre las 12 y las 2:30. Es en esos momentos en los que puede ser un poco complicado encontrar un sitio así que, si es tu primera visita y no eres muy fan de las aglomeraciones, mejor optar por un jueves o un miércoles.
Como ya se ha comentado en otras reseñas, el local tiene ese sabor antiguo de los ‘pubs’ de toda la vida, con sus mesas bajas y sus sillones y sus taburetes alrededor, además de muchos espejos y una decoración que de puro kitsch es absolutamente moderna. Al fondo están las mesas, que invitan a charlar durante horas, y justo al entrar está la barra, que puede ser tan o más divertida que el interior.
Destacan de este lugar los combinados, preparados con bastante esmero incluso aunque el sitio esté a reventar. La carta de cócteles no es muy extensa, aunque sí aceptable. Y un aspecto a comentar son los precios: no es de los lugares más baratos que se pueden encontrar en Madrid, pero sí de los que tienen mejor relación calidad-​precio.

Pues yo soy la nota discordante porque a mí el sitio no me gusta casi na… Si quereis ir a este bar lo mejor es ir una noche de diario, porque los fines de semana se llena y es imposible ser atendidos. La música es buena, tranquilita, invita a la conversación, de vez en cuando ponen jazz. La edad media es de 25 para arriba, así que el ambiente es bastante tranquilo. No hay demasiadas voces ni gente colocadísima.
Tiene muy buena fama, pero a mi no me gusta, los cócteles no están mal, pero yo prefiero los que preparan con frutas e ingredientes naturales, y aquí no lo hacen. Además los fines de semana es un infierno de la gente que hay, no merece la pena esperar tanto ni por la calidad ni por el precio. He entrado varias veces y he acabado saliendo sin tomar nada porque no me antendian…

Me enseñó este sitio mi hermana. Yo empezaba a tener esa edad en la que salir por Moncloa se te quedaba pequeño, Malasaña ya estaba muy trillado y yo necesitaba otros ambientes.
Desde entonces voy en aquellas noches en las que te apetece salir con tu grupete de amigos, tomar un bouen cocktel y tener una agradable conversación.
El sitio está ya muy bien descrito. Allí encuentras grupos de treintañeros que quieres disfrutar de un lugar con buen feeling para entablar una conversación. Siempre que he ido he terminado conectando con gente del garito, que están dispuestos a hacerte un hueco en su grupo de amigos.
Me acuerdo de qencontrarme a la cantante Bebe, y yo iba bastante perjudicada. Le pregunté, oye ¿tú eres Bebe? y la tía se enfadó bastante, me dijo, no hija, soy nosecuantitos (no me acuerdo de su nombre, la verdad). Me llevé un buen chasco.

Nunca sé muy bien describir este sitio a mis amigos. Con grandes sofás es un bar que podría de ser un stitio de lujo de chicas de compañía de los años sesenta. Siempre con una luj muy bajita y con mesas separadas las unas de las otras.
Teiene una amplia gama de cokteles, además de cerveza. El margarita no es gran cosa pero el Martini es un lujazo, ya sea revuelto y agitado.

Una de las coctelerías con más solera del centro de Madrid. Decorado en plan pub, con mesas y amplios sofás de escay. Muy al estilo piano bar clásico, oscuro y con lamparitas: ideal para conspiraciones de todo tipo. Sirven las copas con ‘amor’ y te las llevan a la mesa sin recargo.
No suele llenarse, por lo que es perfecto para estar tranquilo paladeando un buen gin-​tonic. Siempre recordaré la noche en la que me tomé un copazo al ladito mismo de Carlos Areces, el mejor actor español vivo.

En pleno epicentro de Madrid podremos encontrarnos este extraño local, llamado como el cantante mexicano, Jose Alfredo, donde la decoracion incluso es un guiño mas que evidente a su figura y a su persona, es muy original, con un fuerte aire retro, que sienta la mar de bien.
El local es propiedad de algunos de los componentes de Marlango, grupo de la actriz Leonor Watling, siempre bien recordada por su papel en la pelicula de Almodovar, ”hable con ella”.
Es habitual entonces encontrarnos en el local con gente de la farandula española, a la propia actriz y a fauna del mundo del teatro pero mas directamente siempre de la interpretacion y la musica.
Musicalmente nos ofrece una amplia amalgama de sonidos, musica de toda epoca y momentos. Desde la parte mas comercial de la actualidad a momentos claramente extraños, producidos por la inclusion de boleros, canciones con sesgo claramente etnico, como ritmos africanos. Muy raro y sobretodo muy variado.
La edad media del local es mas bien madura, pero sin importar mucho esto, dire que es un local mas bien tranquilo y de charla, donde poder tomarse la primera o bien para ejercer esa noche un plan de lo mas tranquilo.