Hasta aquellos que lucimos poco pelo en la cabeza tenemos que pasar de vez en cuando por el peluquero(salvo que tengas la rara habilidad de autoraparte). El caso es que a mi siempre me ha parecido que tener un peluquero de confianza es básico, no sé, eso de que cualquiera te ande a milímetros de tu yugular con una navaja o una tijera me da un poco de yuyu. Y para tener un peluquero de confianza nada mejor que el peluquero de tu barrio, el que tiene su propia peluquería lejos de esas grandes cadenas en las que vas a cortarte el pelo e intentan que salgas con un lavado, marcado y dos botes de champú a precio, normalmente, de oro. Pues a mi no me cambian mi Joyca ni por dos de las otras.