No me hace demasiada gracia hablar bien de las franquicias, que suelen carecer de alma; menos aún de una que, últimamente, había perdido parte de mi confianza, especialmente por el servicio, que suele ser nefasto por la masificación. Sin embargo, nuestra experiencia de anoche en este local que aún no conocíamos fue muy distinta. Resulta que teníamos antojo de pizza, pero nuestra opción original tenía una lista de espera muy larga y no queríamos hacer cola; paseando nos acordamos de que aquí habían abierto este hace un tiempo y, a pesar de mi reticencia, entramos. Enseguida nos sentaron en una mesa que estaba a medio recoger, pero la persona que nos atendió era de las más eficientes con las que me he topado nunca y arregló todo rápidamente. Pedimos unas pizzas, que siguen siendo las de mejor diámetro de Madrid aunque les falte un poco de relleno y de sabor a ratos; muy correctas en general. De postre pedimos un crêpe relleno de helado de vainilla que estaba impresionante, y un combo de café, trufas heladas y tiramisú que agradó mucho aunque, en mi opinión, no es nada del otro mundo. No será nunca mi opción primaria para pizza a pesar de la envergadura de las suyas, considero que hay otras bastante mejores a nuestro alcance. Sin embargo y a pesar de ello, quiero destacar el magnífico servicio que se nos dio aquí anoche, mejorando mucho mi opinión sobre él en comparación con el que he obtenido en algunos otros de sus restaurantes.
Carmen P.
Rating des Ortes: 5 Madrid
Salivo sólo de ponerme a pensar en este sitio, para nada es el típico italiano, ni un sitio al que te tengas que desacostumbrar por miedo al sobrepeso. Es comida sana, hecha artesanalemente y encima buenísma. Su pasta fresca es impresionante, soy adicta a la calabrese, con tomate seco, padanno y especias. Pedirse un plato de pasta para uno sólo es un desafío estomacal en toda regla, pues son inmensos. Ni siquiera sólo una ensalada es sólo una ensalada, la César me hizo acordarme de todo el imperio romano cuando fui incapaz de terminarme algo tan bueno. Sus camareros son atentos y detallistas, aconsejan sin presionar y casi siempre aciertan de lleno. Lo único malo es que no tienen menú del día y no quiero tanto a mis compañeros de trabajo para estar allí todos los días, pero un capricho a principio de mes ¿quién no se lo da?