Marantikk

I am not at all surprised by the stellar opinions of my fellow Unilocalers. This place is a treasure trove. One that I, to be honest, wanted to keep a secret for as long as I could, but really, there are plenty of treasures to go around. There’s movement in this store and as the owner is wont to say, «If it is not meant to be yours, then so be it. Something else will come along». And she’s right.
We were out second-​hand furniture shopping in and around the Lavapies neighborhood earlier this past summer when we came across this newly opened restoration and antique shop. There seemed to be a little party happening at the tiny bar close to the entry, yet we were welcomed in, and so we moved about like spies taking in all of the marvelous pieces that occupy this curious shop.
I knew from the moment we crossed the threshold that we had stumbled upon something special. And that’s also the moment when you can witness my truly stupid look– –eyes bulging, mouth ajar, sweat beads forming on my forehead. Thrift stores, flea markets, antique stores, estate sales, second-​hand, vintage stores, late night street troller, dumpsters– (yes, I am admitting here on Unilocal that I’ve jumped into large trash recepticles once or twice to salvage unique «pieces» but I was wearing rubber gloves, mind you) are my cup of tea. I love the hunt, I love the unique finds and I love the restoration part, though, the work I’ve done is nothing near as professional and passionate as what Marantikk’s admirable owner, Marta, does. What she has created is special because the pieces that she chooses for her store reflect her personal taste, which is timeless, charming, curious, fanciful, cool and artsy and in some cases somewhat expensive. If your taste is even a little in line with hers, you can see this right away. She has a great eye and she has a great deal of knowledge about her profession and it shows.
You might be decieved. I was the first time that I entered. The store is on the small side so if you go in with a particular piece in mind (I went in for a coffee table), something large, maybe, then you might miss all of the other smaller, good stuff. On our second visit, I did a real study of the joint and it’s wonderful and heartbreaking at the same time. I swear I wanted to rent a truck, burn up the credit card (yes, Marta accepts credit cards!) and load up half of the store and homeward. I fell in love with so many pieces. And it was fascinating talking to Marta about it and the potential restoration for various pieces (including my beloved 1960’s French pine coffee table!!! Yes, I suffer from coffee-​table love). She would not negotiate the price of the table, which I respected because it’s a nice, nice piece (that had my name all over it) but she passionately, thoroughly, explained how to clean up the table and wax it appropriately. It was like taking a Restoration 101 class. She even gave us some of her Alex wax to get started!
This shop will always be one of my go-​to places when I need or want something for my home. And, as one of my fellow Unilocalers mentions– it’s great for finding a special gift, too.

La verdad es que Marantikk y Marta no te van a dejar indiferente.
No era el domingo de rastro cualquiera en el que te dejas perder entre los puestos y almonedas sin más, este domingo tenía un objetivo claro, ir a Marantikk a por la lámpara de petróleo de opalina blanca, que había reservado el miércoles de la semana anterior (tras haber estado allí tomando unos vinos).
Aprovechando que estaba allí, y que el Pisuerga pasa por Valladolid, me puse a curiosear por el mundo maravilloso que es la tienda de Marta y enseguida me percate de que las cosas habían cambiado. Le pregunte a Marta:
— ¿Has puesto muchas cosas nuevas, no?
— Sí, algunas, no tantas, y las que quedan, tengo que colocar aquí todo el almacén.
— ¿Qué estás arreglando ahora?.
— Pues este pie de consola, ves como esta? Tiene levantada la chapa y se le ha desprendido parte …
— ¿Qué es esto?
— Son incrustaciones de caparazón de tortuga, se pegan con calor? Se han desprendido.
Dos horas y dos vinos después, ya me conocíà la historia de la consola, porque se había roto, cual era el proceso de restauración, y cuales eran los materiales adecuados para realizarla.
— Marta
— Dime
— Estoy buscando una mesa que me sirva de escritorio. Tengo ya la silla.
— Tengo una aquí, pero creo que no va a ser el rollo que buscas.
— No, no lo es. Y aquella que está atrás del todo?
— Ah! Ni sabía que la tenía, con esto de los cambios del almacén no se ni lo que tengo fuera.
— Es magnifica, no?
— Es una mesa «tocinera». Te puede venir bien porque es muy estrecha lo ves? Es rara normalmente son mas anchas
Empezó a retirar muebles, y en dos minutos ya estaba la mesa en mitad de la tienda.
— El espejuelo parece de roble, no?
— El espejuelo si, pero no toda la mesa es de roble. La estructura y los frontales de los cajones sí, pero el tablero y la estructura del cajón es de pino. Pero mira tiene el tablero un poco saltado, porque le pusieron estos tornillos para fijarla, a quién se le ocurría y además tiene este cajón saltado, esta firme pero esta rajado.
— Cuanto pides por la mesa?
— …
— Se me sale del presupuesto, pensaba gastarme un poco menos. Como unos…
— Bueno, yo te la doy por ese precio, pero cuando la limpies como te digo, me tienes que traer el cajón para que te lo arregle.
— Vale, si es así me la quedo. Cómo dices que la tengo que limpiar?
— Con alcohol y un trapo, das y quitas, espera y ves.
Al cabo de unos minutos allí estaba con una muñequilla dando alcohol y retirando.
— Mira ahora como sale bien solo tienes que darle con un poco de cera. Así, ves que lustre le saca. Mira esto, ves esto que hace aquí?
— Si, es un nudo no? No, es que no he quitado bien el barniz. Cuando acabes de darle la cera, con tela de sábana le puedes sacar un poco de brillo.
— Queda muy bonita.
— Jaja, si no todo es decapante
— Definitivamente me la llevo.
— Vale si quieres vente a última hora a por ella.
Además de esto, Marta me comentó donde comprar el alcohol en frasco de litro y la masilla para cubrir los tornillos.
Cuando a las dos y media llegue a la tienda por la mesa, Marta la había quitado el polvo, y me había limpiado la opalina de la lámpara de petróleo.

Una TEDtalk en una almoneda que además es minibar.
Entré buscando una pieza para regalar por un cumpleaños: bajo una capa de polvo y tras una cristalera me fijé en un joyero modernista de opalina azul. Miré más cosas, descubrí que el espacio pequeño y estrecho en el que me hallaba albergaba una pequeña barra de mármol y que parecía que sí, que efectivamente en ella se servían copichuelas de vino.
Salí de la almoneda en busca de comparar con otros no-​sé-​qué porque ya había tomado la decisión de comprar ese objeto color azul. No iba solo y a mi acompañante le pareció raro que me alejara de un sitio del que a todas luces me había enamorado. Creo que algo dentro de mi me dijo que saliera y tomara aire. Porque lo que vendría luego iba a sorprenderme tanto que me dejaría sin aliento y maravillado como un niño ante un artilugio que no acaba de comprender.
Tomamos aire.
Y entonces, entramos a por el joyero modernista.
Marta viene de familia de oficieros –de los que se dedican a los oficios– profesiones que como ella misma nos recordó, están desapareciendo. Marta es una abogada que descubrió su pasión una vez acabada la carrera y que empezó sus estudios de restauración a la vez que daba a luz a su primer hijo. Marta ama su oficio, lo ama y expresa su amor como una quiceañera romántica con dotes para la poesía. A Marta le brillan los ojos y haya todas la palabras sobre su profesión mientras te sirve una copa de vino y te cuenta cómo quitar las manchitas negras que apareen en el latón de los cabeceros de las camas. Trae un objeto y te lo enseña mientras te explica que los franceses en su afán de copiar la laca china dieron por casualidad con esa laca de 90 manos que proporciona a los muebles la perfecta apariencia de mojado. O cuando apasionadamente habla de las colas de origen animal –que son lascas producidas porque un bicho infecta un tipo de árbol-​. Habló de las muñequillas, del «verre églomisé», de las sierras japonesas, de su etapa trabajando en el Palacio Real o en el Instituto Cervantes recuperando el barniz de los 22 despachos que están forrados de arriba abajo en madera tallada.
Nos tomamos otra copa, esta vez por gracia de la casa. Brindamos porque sí, porque nos dió la gana.
Ahora sé que para que mi compañero evite que salgan machas negras en el latón lo mejor que puede hacer darle una mano de barniz tapón –más conocido como barniz de plátano porque así huele el susodicho-​.
Ir a por una pieza para un regalo y recibir una TEDtalk de 1 hora que casi hizo que se me saltaran las lágrimas por la emoción y la sabiduría inabarcable de quien me la ofreció. Esta fue mi experiencia en Marantikk.

Estoy convencido de que este nuevo espacio ubicado en la zona del rastro va a ser un lugar de referencia para los amantes del diseño y la restauración de muebles antiguos. Aunque será mucho más. Te cuento.
El lugar en sí ya merece una visita. Se trata de una antigua gallinejera que ha conservado gran parte de la estructura y decoración original.
No podía ser de otra forma porque el concepto que Marta quiere promover se encierra en este tres en uno: Conservación, restauración y diseño.
Conservación y restauración para los muebles con valor, diseño para los muebles de los años sesenta, aquellos en los que ya era más protagonista la producción industrial que la nobleza de los materiales.
¿Pero por qué tirarlos, sólo porque no son del siglo XVIII? Ella quiere romper con la cultura del usar y tirar. Pretende dar una segunda vida a tus muebles, jugar con la tipología de los objetos, con la textura de los materiales, educar a tu ojo para que descubráis juntos un amplio abanico de posibilidades.
Marta te va a ayudar. Ha trabajado como restauradora en el Palacio Real y le ha llegado el momento de inventar, de ayudar a la gente a sacudir la alfombra para darle una vuelta a sus muebles.
El espacio ayuda a la creación desde la reflexión.: La entrada es el lugar de exposición, puedes ir ya abriendo tu mente, percatarte de las posibilidades que ofrece la restauración; la parte central son los antiguos fogones donde ofrece tés y cafés, ya van hirviendo las ideas; la parte trasera es el taller.
Aquí tiene muestras de craquelado, marmoleado, trapeado, esponjado, degradados de color, para que vayas entrenando el ojo, como le gusta decir a Marta, y hacerte una idea de lo que puede ser el aspecto final de tus muebles.
Así que ya sabes, no se te ocurra tirar ese mueble de estilo castellano de la casa de tu abuela. Nada de llevar al contenedor ese viejo y aparentemente insulso espejo (¡no te das cuenta del grosor!, ya lo hace valioso. ¿No ves una estantería? ¿No te lo imaginas con un marco dorado?). Antes de arrojarlo al cubo de la basura o dejarlos huérfanos en la calle, customízalos. Mejor, Marantízalos.
* Os adjunto unas fotos con el antes y el después del proceso de Marantización. Seguro que después de verlas las pupilas se os dilatarán.