En concreto ese Marco Aldany me tiene muy, pero que muy disgustada. La gente que trabaja ahí sólo puede hacer cosas muy sencillas y básicas. Al menos esa ha sido mi experiencia. Estuve haciendo ahí mechas varias veces y bueno, menudo error. Quería tenírme de rubia total. Con un tinte sin amoniaco se puede en dos o tres sesiones conseguir un tono bastante claro. Bueno, pies me dijeron que no, que hay que ir haciendo mechas hasta conseguir el color deseado. Claro, es que así el cliente viene cada mes y le sacas al menos 45 € por sesión. Ese rollo no me va. O trabajas y haces las cosas bien o no vuelvo, porque me han hecho perder mi tiempo, mi dinero y al final me llevé un gran disgusto. Las me has estropean el pelo mucho más que un tinte comercial sin amoniaco. Cuando ya tenía el pelo destrozado y me mataba a hidratarlo, dije que me lo hagan más natural, una degradación de color… y así no tendría que volver a teñirlo. Total, que cuando fui a a hacerlo, les dije que sólo me toquen la parte de arriba, porque luego me crecerá y dentro de un tiempo me quedará así. La tía no lo entendió pero puso la cara de que sí. Se lo pasó por el forro. E hizo lo que le dio la gana. La mitad de la cabeza me tiñó me un marrón oscuro, me refiero a la capa de arriba y la capa de abajo la dejó rubia. Luego dijo que tenía mucha prisa y se fue a su casa dejando todo el marrón a la compañera. Cuando vi eso después de secarme ella el pelo, me quedé de piedra, porque después tenía una importante reunión e ir con estas pintas no es mi estilo. Mi trabajo es de mucha responsabilidad y el peinado me quedó como de roquero. Y nada natural. Mendigo style, vamos… Muy informal y no lo que yo pedí. Lo dije temblando e intenté hacer que la tía no se enfadara conmigo y no me queme la cabeza del todo. Pporque según ellas«fue lo que yo pedí». Por eso, intenté ser amable con ella y le dije que ha sido un malentendido y que me lo haga como yo quería. Aunque tenga que pagar más. Porque no tenía otra solución. La tia me dejó con otro tinte debajo de un secador. Y luego me peinó sin ningún protector frente al calor. Cuando iba camino a la reunión el pelo se me caía literalmente. Lo tocaba y se me rompía. Era horroroso. Me lo quemó por completo sin ningún cuidad. ¿y la profesionalidad? Además, me manchó un jersey con el tinte. La mancha estaba en la espalda y era bien grande, vamos que ella lo vio pero no me dijo nada, por si se lo hacía pagar. Y cuando llegué a casa lo vi y claro, el tinte no se quita. La visita me salió muy cara. Y además tuve que tirar el jersey. Y además, cuando me iba una de las peluqueras que observaba todo, me miraba con una cara de burla. Qué tonta fui por confiar en ellos. Pero a partir de entonces, prefiero pagar más y que me dejen bien, a ir ahí y que me traten de una manera tan chapucera. Pelo quemado, jersey estropeado y encima riéndose de mí. Eso es impresionante. Jamás he vuelto, jamás volveré. Y siempre hablaré mal a todos de ese lugar, porque nunca en mi vida me han tratado tan mal. Nunca. Además, de una manera tan descarada. Calidad humana — nula. Un cero. Sólo quieren dinero y despachar. Pero disculpa GUAPA(y poco más, si eso…), pero si a mí me pagan por hacer las cosas bien, yo no pienso pagar por esta vergüenza y quedarme mirando. No, gracias. Vamos, lo mejor es que no despertéis a la bestia dentro de alguien con cara de la niña buena. No todos somos tontos, aunque os creáis las más listas.
Ana C.
Rating des Ortes: 2 Chueca, Madrid
Mi relación con Marco Aldany ha sido siempre una relación de amor-odio. Bueno… en realidad podríamos definirla como una relación odio-odio con altas dosis de dependencia por mi parte. No sé si conoceréis esta cadena de peluquería y estética. Para los que no, os daré una pista: ¿vais caminando por la calle y, en pleno horario comercial, os topáis con un local luminoso, repleto de neones azules y con pintas de que os vayan a abducir, o a daros unas pastillitas para seguir la marcha? entonces es que os encontráis ante un Marco Aldany: un establecimiento que de no ser por las fotos que muestran cortes de pelo en su fachada, es difícil deducir a qué se dedica. Lo cierto es que el aspecto frío del lugar, la música y las luces invitan a entrar y marcharse rápido. Nada que ver con los míticos momentos de relax que suelen ir asociados a un tratamiento de belleza. El trato generalmente suele ser bastante impersonal, con empleados que habitualmente rotan bastante y un público que acude mayoritariamente atraído por los precios bajos y porque atienden sin cita previa. En cuanto a la profesionalidad de quienes trabajan aquí, depende muchísimo del centro al que vayas y quién te atienda. Independientemente de la filosofía de la cadena de cobrar por cada servicio o producto extra, es decisión de cada empleado avisar o no previamente al cliente de lo que se le va a cobrar por lo que está ofreciendo, y decidir hasta qué punto es estricto con sus labores. La última vez, por ejemplo, fui a cortarme las puntas, no contraté peinado… y la raya del pelo no me la hicieron, me la tuve que apañar yo con las manos antes de salir del local. El balance general es que aquí me he encontrado de todo, desde grandes profesionales hasta tremendos chapuzillas… y como no me va mucho esto de jugar a la ruleta rusa, procuro no acudir nunca a hacerme un tratamiento de esos que sé que si salen mal podría acabar en tragedia, como por ejemplo un corte de pelo. Eso sí… ¿para emergencias? ¡abren hasta bien tarde y atienden sobre la marcha! Y ahí, amigos, entra la segunda parte de mi relación con esta cadena: la de la dependencia. Para un ser mal hecho, como yo, que le entra urticaria sólo de pensar en organizarse, el estado de emergencia es un estado inquietantemente habitual. ¿Que estoy cerrando la maleta para irme de viaje en dos horas y recuerdo que no he pedido cita con ninguna depiladora? Marco Aldany, ¿que tengo comunión a la mañana siguiente, son las 8 de la tarde y mis greñas son dignas de Amy Winehouse? Marco Aldany, ¿que no estoy en mi ciudad y tengo una emergencia estética? Marco Aldany, ¿que vale, pero que no encuentro ningún Marco Aldany? Da igual, sigo buscando porque siempre, SIEMPRE hay un Marco Aldany cerca.