Pasear por Bravo Murillo puede llegar a ser realmente estresante: ríos de gente caminando deprisa, muy despacio, aceras estrechas, asuntos caninos sembrados como minas antipersona… Y mientras tiendas y nuevos negocios abren y cierran de un mes a otro, los barecillos de toda la vida, los de «viejos» aguantan. Surgieron los«Granier» y similares como alternativas para poder desayunar y merendar sin ese olorcillo de fondo a señor y a Brummel y con más variedad de bollería. Pero no ha sido hasta hoy que he descubierto este sitio encantador, acogedor y a buen precio. Es moderno, tiene muchísima luz natural, una decoración muy agradable y un variedad de productos más que razonable tanto para desayunar, tomar un tentempié a media mañana o merendar. Una tostada grande con tomate, aceite y café con leche, 2 €. Genial, no? Tiene un apartado con prensa y revistas que invita a dejarse las prisas fuera y echar un buen rato leyendo con ese solecillo confortante. Y, si echas de menos el 24 horas que era antes, hay un rinconcillo con productos variados para comprar. El único«pero» es que le tienen que dar un repaso a los baños para que estén a la altura del local. Todo un oasis en esta mítica calle madrileña que os va a encantar!