Marta, cariño

Quiero compartir mi experiencia vivida en este local, ya que me siento muy decepcionado. He notado que los porteros discriminan a la gente, lo que crea un ambiente poco acogedor. Es frustrante ver cómo se toman decisiones basadas en prejuicios en lugar de tratar a todos con respeto y equidad. Espero que la dirección tome en cuenta estas actitudes y trabaje para mejorar la situación.

Había escuchado hablar mucho y tenía muchas ganas de acercarme. Estuve un viernes por la noche después de tapear por la zona de Malasaña y al principio estaba bastante lleno, pero luego se quedo la cosa más tranquila. Nos tomamos una copa en la planta de arriba que estaba la música más bajita y en general todo más tranquilo, pero al final decidimos irnos a la planta de abajo, donde estaba la verdadera fiesta.
Para mi gusto la música genial, tipo comercial, así que lo que me gusta :). De hecho estuvimos hasta que cerraron. Un ambiente divertido, con copas a 8 € y tercios a 5 €. Es lo que tiene Madrid y Malasaña

Los jueves no debe tener mucho tirón. Poca afluencia de público.

Me habían hablado del local, aunque he de reconocer que la mayoría de los comentarios estaban centrados en lo guapo que era el camarero, y finalmente hace una semanita tuve ocasión de pasarme por allí.
La verdad es que es un local sencillo pero tiene encanto, y pese a su tamaño reducido ofrece un buen escenario para ir de cañas, a tomar un vino de media tarde o de copazos por la noche. En el rato que estuve, tuve oportunidad de ver cómo iba cambiando de local íntimo y agradable a sitio de moda y con ambiente según se iba llenando de más y más gente.
El camarero que me atendió resultó no ser el guapo habitual, pero sí que fue encantador, y tanto las copas como las cervezas están bien puestas y tienen un precio razonable.
La música indie, muy chula y repleta de saltos entre los temas más clásicos y los más actuales.
Desde luego que iré más.

Pues me alegra que haya sítios nuevos por la zona de tribunal/​malasaña, donde poder tomar un buen gintonic a buen precio y con buena música. Si además los camareros estan que crujen (sobre todo uno) pues mucho mejor.
Bienvenidos a la noche madrileña y a mi vida por que me vais a ver mucho por allí a causa del serio problema que tengo con los espirituosos y con los chicos.

Me reconozco, desde ya, híperfan de este lugar. El caso es que el pasado jueves buscaba un sitio tranquilo donde poder tomar una copa de vino, y se me ocurrió ir a este sitio, que acaba de hablar y del que me habían hablado un par de veces, en la calle de la Palma.
Vaya por delante que me encanta el nombre. «Marta, cariño!», me parece total. Así que ya tenía mucho ganado. Cuando entré, además, la decoración me pareció divertidísima. Hay muchísimas referencias escondidas, entre otras el retrato de Lilya Brik firmado por Alexander Rodchenko, que precisamente preside la planta de arriba del local.
En la planta de abajo, hay espacio para bailotear un poco, aunque esa parte todavía no la he probado, porque solo he estado «de tarde». Pero tiene una pinta buenísima. El sitio, además, está abierto desde las cinco de la tarde, así que tan pronto te puedes tomar un café con unas pastas, como ir de vinos o meterte un copazo entre pecho y espada a la hora del afterwork.
Los camareros son simpáticos, y parece que está animado a cualquier hora. Desde luego, un sitio a tener en cuenta también para las noches de jueves a sábado, en la sempiterna ruta Jandro-​Demodé, que ahora tendrá una particular sede en la calle de la Palma.
QUÉ ESPERAR DE LA MÚSICA: música indie, sobre todo. Y los omnipresentes Daft Punk, por supuesto.