Mis Tradiciones

Mis Tradiciones, un restaurante muy recomendable para los amantes de los platos del Cono Sur.
Señal de su calidad y autenticidad es ver que siempre está lleno en las horas ‘punta’ y que la mayoría de los comensales sugieren ser gente añorante de los platos de su tierra.
El control de la cocina está en manos de una cocinera que inspira confianza y conocimiento de todo un patrimonio gastronómico andino.
El menú del día es económico y ofrecen toda serie de platos variados que se pueden acompañar con auténtica cerveza peruana.
No os lo perdáis!

Este local tiene muchas cosas positivas. La comida es buena, abundante y barata. El servicio además es rápido y atento y te explica amablemente todas las dudas sobre la carta. Pedimos ceviche mixto, causa limeña y ¿temaques? de nosequé (perdonad, las palabras precolombinas se me atragantan un poco). Todo muy bueno, aunque ojo, que sobre todo la causa limeña es un buen petardazo y llena una barbaridad. Realmente con dos platos nos hubiéramos quedado bien las dos personas, con un hambre razonable.
Su ubicación parece un poco random y poco atractiva, pero realmente está a la vera de Madrid Río a la altura del puente Perrault, así que es una buena opción para después de un buen maseo dominical
Las únicas pegas son que:
1. El ají de gallina, al que soy adicto, y algún otro plato más tiene una marca en la carta que indica que solo lo preparan los sábados y domingos, por lo que me tuve que quedar con las ganas.
2. La decoración es tirando a horrorosa, más cercana a un bar de carretera de los de autoservicio que a un local con encanto de comida casera.

Uno de los sitios más recomendables en la zona de Acacias– Arganzuela. El menú del día son 9 € y está buenísimo, siempre hay ceviche y también suele haber en el menú pollo a la brasa que lo hacen riquísimo.

Guiso de pato, ceviche mixto y causa limeña. Estuvimos un mes en Perú hace dos meses. En Madrid, hemos dado con la comida peruana más cercana a nuestra experiencia allí. Volveremos.

Había estado anteriormente en Mis Tradiciones y no me había llamado la atención, pero volví y me convencieron con un buen ceviche. También probé la yuca frita y el tamal y ambos estaban buenos. El trato de los dependientes fue bastante bueno. El local no es un prodigio decorativo y casi parece más una cafetería que un restaurante, pero la calidad de lo servido y el trato merecen la pena una visita, aunque esté algo apartado del circuito más céntrico de restaurantes.

Pues mira, me había hablado ya hace tiempo mi hermana de este lugar, y después de una mala experiencia en un local de comida Peruana, me había hecho siempre el remolón.
Me quedé con ganas de «pollo picantón», no se llama así, pero yo a todos los pollos que no cocina mi madre, los llamo de este modo. Para contrarrestar este disgusto, tomamos una brochetas de filetes de corazón!!! yeah! hacía mil años que no comía filetes de corazón, … bueno, tantos como años que hace que no como carne de la carniciería Cuca (Santiurde de Reinosa, Cantabria). Estaba delicioso.
Tomamos también un plato de arroz con filete, huevo, y creo que llevaba también un tipo de maíz, que a mi personalmente no me hizo demasiado chiste, se llamaba Tacu-​tacu, y me pareció un híbrido entre un arroz a la peruana y unos huevos rotos!
El plato estrella y por el que casi me empacho fue el ceviche, de varios tipos en una fuente. Directamente, no podía dejar de comer, sobre todo del que llevaba calamar que me parecía que estaba más fuerte.
Creo que no nos dejamos nada, y además fue todo bastante económico. Me comenta mi hermana, que a resultas es aficionada al sitio, que los findes está hasta la bola y tiene muchísima aceptación (yo estoy seguro que volveré en brevis).

Anoche comí aquí el corazón de vaca y, por ello, ahora tengo sus poderes (el engorde fácil sobre todo); pensé que iba a darme bastante asco, pero sabe como el resto de la vaca, y es que es un músculo al fin y al cabo. Yo, probando casquería a mi edad, ¡vivir para ver!
También pedimos Tacu-​Tacu, que me recuerda mucho al arroz a la cubana o al pabellón venezolano: una amalgama de cosas una encima de la anterior; creo recordar que llevaba carne, arroz, judías, plátano macho… Y el ceviche bastante agradable, tanto tiempo oyendo a mis amigos hablar de ello y no haberlo probado ya parecía pecado. Lo había de pescado, de cangrejo y de calamar, que se convirtió rápidamente en mi preferido, aunque he de decir que no es una cosa que yo comiera todos los días.
La IncaKola bien, aunque el color radiactivo y sus casi 40 g de azúcar por lata me van a impedir volver a probarla, no sea que muera; y la cerveza típica peruana, aunque del gusto de casi todos los presentes, no terminó de convencer a alguno.
Por lo demás, el local me recordó un poco a un Burger King de hace 20 años, pero está muy limpito y cuidado, aunque jamás hubiera dicho que era un peruano si lo hubiera visto desde fuera.

Yo y mi historia de amor con la gastronomía peruana. Qué maravilla, qué suerte que se haya puesto de moda y qué alegría que haya sitios como este, que mantienen viva la tradición con unos platos riquísimos y fenomenales de precio. Comimos todos muy bien por quince euritos de nada, y la verdad es que mereció la pena la experiencia.
Empezamos probando los anticuchos, que son brochetas de corazón de ternera, y la verdad es que estaban riquísimos. Yo recuerdo haberlos comido otra vez y no haberme enterado de lo que eran hasta después de un par de mordiscos. La verdad es que comer corazón suena un poco fuerte, pero cuando pruebas la carne flipas en colores, porque está muy rica, especiada y, en el fondo, el corazón es un músculo. Así que es una carne con poquísima grasa y, como era el caso, si está bien cocinada es muy jugosa.
Después continuamos con el tacu tacu, que es uno de mis platos favoritos de los peruanos. Una bomba de relojería que consiste en un filete bistec, una especie de pasta de arroz y frijoles frita y un huevo. Alguien lo definió como «los huevos rotos peruanos» bastante acertadamente. Y madre mía, qué rico estaba… aunque el bistec un poco duro. Pero tampoco mucho, así que no importó. A mí del tacu tacu de todos modos lo que me gusta es la pasta de arroz con frijoles, así que yo feliz.
Nos quedamos con ganas de probar el pollo a la brasa, que no quedaba, pero bueno. Como fin de fiesta disfrutamos de un ceviche gigantiásico en una fuente, que traía incluso un cangrejo, y que deja el tamaño de todos los ceviches que me he comido anteriormente a la altura del betún. Era ENORME. Tenía de todo (perca, pulpo, calamar, langostino…) e incluso el cangrejo, que me tocó a mí partir para irle sacando la carnecita. Yo creo que el ceviche era lo que mejor estaba de toda la noche, y eso que los platos anteriores estaban ricos, pero lo del ceviche era espectacular. Fresquísimo y con su punto justo de picante. ¡Un escándalo!
Para beber, cerveza Cusqueña negra (menos amarga que otras negras) e Inka Cola, una bebida típica peruana con un montonaco de azúcar, color amarillo radioactivo y un sabor parecido al del Red Bull. ¡Imperdible!

Desde que he probado el corazón el mundo ya no es el mismo. Yo que soy tan tiquismiquis con la comida y todo el tema de casquería flipé en colores con el sabor de ese estupendo corazón que parecía un pincho moruno de Zamora. Que rico!
La cerveza negra de acompañamiento estaba estupenda porque no sabía muy fuerte ni a regaliz y aderezaba cada palto que comimos de manera estupenda.
Después probamos un plato que era un buen trozo de bistec con arroz y frijoles y un huevo frito que me supo muy rico, pero eso sí, lo que más me toco mi corazón fue el Ceviche!!! Por diosss! Que manjar!!! Vaya platazo que nos pusieron para compartir y yo no podía parar de comer y eso que el picante y la acidez estaban montando la fiesta en mi interior, peor yo seguía ahí pinchando el tenedor.
Que gran descubrimiento de restaurante, una pena que no tuviesen pollo porque no les quedaba pero así ya sé que tengo un motivo para volver.
En cuanto al precio me pareció bastante económico 12 euros por persona xq nos pusimos bastante hasta arriba.

¡Qué rico el pollo a la brasa que comimos!
El otro día fui con mi familia al restaurante Mis tradiciones y comimos un pollo a la brasa que estaba súper bueno. Además lo pasamos muy bien. El sitio es muy grande, todo muy colocado y los empleados son muy agradables.
Los precios son razonables así que… ¿por qué no volver y probar alguna de sus parrilladas?