Paraellos

En esta peluquería de chicos con sólo un año de vida conviven dos conceptos; el clasicismo y la modernidad.
El texto escrito en la pared de la izquierda nada más entrar es una declaración de intenciones. En él se cuenta como en época del imperio romano el tonsor se dedicaba al afeitado de la barba y cuidado del cabello de los ciudadanos, en cuya tarea se demoraba el tiempo que fuese necesario. Las tonstrinas se convirtieron en un punto de encuentro, en un acto social, era uno de los lugares donde fluíà la información, el lugar perfecto para entablar conversación y concertar entrevistas.
Juan Manuel, el actual tensor, con quince años de experiencia en sus manos, quiere recuperar este concepto. Hacer de su peluquería un lugar atrayente, acogedor, donde olvidarte del estresante mundo exterior, donde cortarse y arreglarse el pelo no sea para los chicos un trámite por el que haya que pasar deprisa, sino que el disfrute del espacio y del servicio te haga vivirlo de una manera relajada. Y lo ha conseguido.
¿Cómo lo ha hecho? Paradójicamente a través de la modernidad, del diseño. Ha dotado al espacio de un aire Neoyorkino, recreando un salón de casa en el que no dudarías en sacarte las pantuflas, estirar el cuerpo, y en el que no te importaría ceder tu turno para alargar un poco más la estancia.
¡Cuéntame algo del interiorismo! Vale, vale; Una pared de falso ladrillo sobre la que cuelgan los espejos con marcos de madera. Dos sofás cómodos, de tres asientos, uno blanco y otro negro, cuadros de exposiciones (están abiertos a las dotes artísticas de los clientes).
Tiene pinta de que además serán amables y con una agradable conversación. Yo soy introvertido, no me gusta mucho darle a la lengua. ¡No te preocupes! Tienen wifi y máquina de refrescos y cafés. Puedes sentarte en el sofá en plan Rainman y meterte en la web
, recomendada por Juan Manuel a sus clientes, donde te enseñan a hacerte tu solito el nudo de la corbata, que cremas van mejor para tu piel. Vale que seas un sieso, pero no tienes porque ir hecho un Adán.
Apuntadlo en vuestra agenda. Avisaros que aquí no se viene a descargar la melena. Para eso esta tu hermana o el vecino.