Parrondo

Hace tiempo lo frecuentaba bastante debido a la cercanía con mi domicilio, a que quienes regentan el bar son conocidxs y a que siempre encontraba allí a colegas. He de decir que en los fines de semana de entonces, salvo que tuvieras suerte y encontrases libre alguna de las mesas del fondo del local, podía ser un lugar algo incómodo, ya que solamente podías acomodarte (aunque tuviera, como digo, poco de cómodo) en el estrecho pasillo. He de decir, sin embargo, que en mis últimas visitas esto ha cambiado debido a que ya no está tan masificado como entonces. Cierra los lunes como muchos otros locales del barrio, y el resto de la semana disponen de un menú a mediodía, y sus raciones son estupendas y a un precio razonable.

Situado en la Calle Santa Isabel, cerca de la Plaza de Antón Martín, en un lugar donde los bares no brillan por su ausencia, precisamente, se encuentra este bar de viejos de siempre reconvertido a lugar de peregrinación de punkis suavizados y hippies modernos.
El bar es pequeño, un pasillo paralelo a la barra, una cocina al fondo y dos mesas al fondo, no tiene más (quitando la terraza en verano). He estado una vez y os voy a explicar por qué no tengo ninguna gana de volver: El otro día estaba solo un camarero, alguien q le ayudaba con la terraza y un cocinero. Totalmente superados por la situación y eso que el bar no estaba lleno.
La cerveza es Estrella de Levante. Nunca la había probado y no me disgustó del todo. El vaso es el típico enano de caña, y costó como 1,30. Hay una extensa carta de raciones y hamburguesas veganas o no (no se el precio pero vi el tamaño y eran XL).
El detalle feo vino con la tapa: sea tapa vegana, carnívora, consistente en un plato de patatas, en dos aceitunas o en un platillo volante con aderezo de musgo congoleño sobre un lecho de fritura de invertebrado, una tapa es una tapa y se pone en el 99 x ciento de los bares de Madrid.
Cuando te entra un grupo de ocho personas, qué menos que tratarles con un poco de inteligencia y ponerles algo vistoso, pero no… es mejor ningunearles, tardar 10 minutos en servirles las cervezas y no poner ni un miserable panchito de tapa, no vaya a ser que les entren ganas de pedirse otra ronda o algo…
Casualmente, al público femenino que estaba por ahí no le faltó su tapa en ningún momento (q no se qué era pero tenía buena pinta). Mucha actitud progre y mucho público antifa, (como debe ser, ojo) pero mira qué cosas se ven. Ahí lo dejo.
No me esperen de vuelta.

Ok food but expensive beer and not that much to choose from.

Pequeño pero matón.
Su caña de Alhambra con su tapa, vegana o no, a elegir. ¿Os gusta una buena manita de cerdo, con su poquito de pringue y su mijilla de miedo? Aquí las encontraréis. Podéis bajarlas con una copa, que están bien de precio.
No vayáis muchos de golpe que básicamente hay dos mesas y una barra pasillera con tres o cuatro sillas altas; la comunión a celebrarla en otro lado.

Gente muy maja detrás de la barra, precios más que razonables, cañas de Alhambra, mucha variedad de tapas vegetas (la parroquia lo es en un índice superior a la media) y comida casera. Periódico Diagonal a la venta y público afín. Sales con olorcillo a croquetas en la ropa, eso sí.