Penélope

Es un antro, ambiente de niños de 17 años, te cobran por ponerte el sello para salir a fumar, 1e, garrafon puro de ginebra solo tenia larios con eso lo digo todo

Tres estrellas para su sala de conciertos, ninguna estrella para Penélope por la noche. Pero bueno, hoy me siento generoso y le voy a dar las tres estrellas.
Como sala de conciertos es normalita, sin más. El sonido no es muy bueno pero tampoco es estridente, y cuenta con una especie de anfiteatro superior desde el que poder ver toda la sala y todo el escenario. Eso sí, si, como yo, eres de los que les gusta ponerse debajo, ten cuidado en no ponerte en un ángulo en el que esas dos malditas columnas que hay te impidan la visión.
Sobre el precio uno ya se acostumbran a que en un concierto le metan una clavada por un mini de cerveza, así que 8 € ni tan mal, los he pagado más caros.
Por la noche abstente de ir si no quieres encontrarte con toda la gama de canis que hay en Madrid. Por Penélope y por Moncloa en general.

En mi caso usé esta sala para salir de fiesta. En mi opinión está bastante bien. Buen ambiente, buena bebida y buena distribución del local. La sala es un poco antigua, como punto a favor, se usa para conciertos pero de eso no puedo hablar. Los porteros ofrecen la posibilidad de coger un vaso de plástico para salir del local.

Una de esas discotecas transformadas en salas de conciertos que con el paso del tiempo ha ido mejorando. No obstante, la visibilidad suele ser mala dependiendo donde estés debido a unas columnas que estorban mucho.
Como decía, con el paso del tiempo ha mejorado sobre todo en el sonido. Antes era nefasto y ahora es suficiente. Aunque dependa de muchos factores, la propia sala ha mejorado y se agradece. Para beber es caro, los minis a 8 € duelen, pero más duele cuando los cálculos no se hacen como deberían y se quedan cortos de bebida.

Como sala de conciertos deja más que desear, el sonido da asco y esas dos columnas… quién c— plantó ahí dos columnas? Bueno, estarían antes que la sala de conciertos y la pregunta sería ¿quíen planteó que sería buena sala de conciertos?
Y luego la amabilidad de los camareros, caso de estudio. Voy a la barra a pedir unos minis, pregunto cuanto cuestan y una de las camareras con un sufrido giro de cabeza me indica un cartel, sin articular palabra (no sea que se canse). Me acerco a otra barra porque estaban cambiando los barriles y el camarero de esta barra al traerme el cambio me tira las monedas a la barra cuando tengo la mano tendida para evitar que las monedas se posen en la ponzoña que puede haber en la barra. Pensé en dejarle propina y todo… NO!!!

La sala donde más conciertos he visto en los últimos tiempos. Me gusta mucho su distribución, con un piso superior si quieres disfrutar más tranquilamente de la música en directo (al igual que en la sala Arena /​Heineken /​Marco Aldany), pero su acústica es manifiestamente mejorable. Su peor aspecto es que el sello de la entrada, por si quieres salir a fumar o necesitas ausentarte un momento por el motivo que sea, cuesta 1 euro, algo que no había visto jamás antes.

Penélope no lleva zapatos de tacón, sino zapatillas y es una de esas salas míticas madrileñas que arrancaron allí por finales de los años 80. Hija de aquella otra sala pionera de la costa marbellí que puso en el mapa mundial el logo de la chica con su melena y su sombrero que llevaban todos los Renault 5 que se preciasen y los 205 que también –no recuerdo si los Ibiza la llevaban, ni si había Ibiza por aquella época. La sala no está mal del todo, viejuna, evidentemente y con barras patrocinadas por bebidas alcohólicas. La distribución es bastante buena si no tienes en cuenta las dos columnas principales que hay a ambos lados del escenario y que tapan un ángulo considerable de visión.
Sonido mejorable pero no tan malo como al que pretenden acostumbrarnos los señores de la noche madrileña. Buenos subgraves, poca definición de medios, agudos apenas sin expresión.
Sesiones de todo tipo y de vez en cuando conciertos para 800‑1000 personas. Vasos de plásticos de la peor calidad posible.

Solo he pisado esta sala, (y supongo que pisare de nuevo si no me queda otra), para conciertos.
Y digo que «si no me queda otra», porque verdaderamente esta sala no es de mis favoritas.
Entre otras razones, la calidad del sonido, que en general rara vez me gusta el resultado final, …y la disposición de los focos de luz del escenario, que poco más que te dejan ciego cuando los apuntan al público!!, …y porque además, hay dos columnas horriblemente situadas frente al escenario que impiden verlo al completo, asíque si te colocas mal, estas jodido!!.
Tal vez cuando dan fiestas como discoteca sean mejores, eso no lo sé, porque nunca he estado en esta sala de fiesta.
Por lo demás, deciros, que la bebida está dentro de los precios tirando a caros, y que en los baños de chicas, una señora, muy amablemente, pero no gratis, te da papel.

Yo creo que esto lo he puesto antes pero da igual: un par de conciertos invitada por presentaciones y fiestas varias y hoy tercero también de la misma manera. La música no suena mal y es ideal para conciertos no muy masivos. La zona a mi no me es muy familiar pero todo es empezar a ir oye :).

Es una mítica sala de Madrid que ahora cada día es una cosa. Lo mejor es los viernes donde la música electrónica es lo que ponen y con dj que poco a poco empiezan a ser más conocidos. Lo peor, los domingos por la tarde…
Además es una de esas salas intermedias de tamaño de las que hacen falta en la capital. El sonido es basntante bueno y esa moqueta roja con las lámparas de araña le da un punto de más a cada concierto.

¿Quién no ha estado alguna vez en Pénelope? Ya no te digo en Madrid si no en algunas de las no sé cuántas discotecas bajo este mismo nombre que hay repartidas por toda España. Yo sólo he estado en la de Madrid y lo bueno de esta sala es que según el día que vayas te vas a encontrar una temática u otra, o mejor… un estilo de música u otro.
El secreto es saber que día te mola más y presentarte allí todas las semanas… yo no voy a menudo… pero bueno… para hacer una excepción no está mal.

Esta es otra de las salas míticas con franquicia en los puntos más fuertes de nuestro país. Ayer me dejé ver por primera vez por allí y creo que no será la última.
Fuimos a la sesión latina «la barra del 12» porque iba con unas amigas colombianas y queríamos bailar salsa. Al llegar allí estaba todo lleno de paisanos suyos y parecía una competición de baile al más puro estilo de «mira quién baila!».
Las copas a un precio razonable aunque los vasos demasiado «chatos». Me encantó la manera que tenía el dj de animar se pasó toda la tarde saludando.
No dejé de bailar en toda la tarde, porque según entendí después, si le dices que sí a uno que te invita a bailar, automáticamente te invitan otros, vamos que no paré.