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Madrid
Su trato a una clienta suramericana, al que a la pregunta que hizo a su deño: «¿Me podría dar la llave del baño?», respondió con el peor de lo tonos «se dice retrete», y le entregó la misma de muy malas maneras hizo que se me quitasen las ganas de regresar. Aun así, cabe reconocerle que ponen tapas españolas de calidad y que su terraza amplia en primavera es de las mejores de la calle.
Recientemente, un amigo me esperó allí para devolverme un libro, y no me quedó otra opción de entrar. Me invitó a unas patatas bravas, y hay que reconocer que no se le puede poner pegas a la comida. Lástima que el trato al cliente, cause el sinsabor de no pensar en consumir allí a menos que surja un compromiso inevitable.