Ojalá pudiera decir algo de la comida que ofrecen en Sabores que vuelan, pero la realidad es que no he probado nada de la carta de este local. De hecho, no he tomado ni una simple caña. Y sí, lo puntúo con una estrella. Antes de que me llevéis a la hoguera por saltarme el Código Unilocaler, os contaré que la primera vez que fuimos estuvimos media hora esperando a que nos atendieran. Sí, 30 minutos contados de reloj. Nos sentamos en la terraza y llamamos al camarero unas 5 o 6 veces. Nos miraba, nos asentía y nunca venía. Mientras tanto, seguía sacando platos y bebidas para otras mesas. Entramos y pedimos unas cervezas, nos dijeron que enseguida venía el camarero a tomarnos nota. Nunca vino. La segunda vez que lo intentamos aguantamos 10 minutos. Quizás 5. La situación tenía pinta de repetirse y no quisimos esperar. ¿Resumen? 1 estrella. Por falta de atención, por mal servicio. De verdad, espero poder probar algún día sus alitas y entonces decir: ¡vaya, merecíà la pena la espera! Si es así, me comprometo con vosotros a actualizar mi reseña.