Sagàs

Fui a media mañana un día entre semana y no había absolutamente nadie. Me salí de una conferencia medio segundo a por una cocacola con un pincho. Me atendió una camarera de Bilbao de lo más maja y con mucha paciencia para explicarme los pintxos. Me comí dos iguales, reconozco que muy ricos, y me pusieron una coca cola más grande de las estándar, con lo que no me la pude acabar. Lo encontré, eso sí, MUY caro. Por eso no le doy más estrellas. Estaban a precio centro de San Sebastián, no bar del Matadero…, y hombre, mis pinchos eran de surimi con philadelphia, no de txangurro con caviar de erizos…

La estrella es obligatoria y por eso la pongo, porque este sitio es del palo «jugar a la Ruleta Rusa». De camino ya hemos comentado «nos tomamos un café, ¿no?», a lo que he respondido «eso será si nos atienden.» Y no me he equivocado, hoy tocaba NO atender.
La causa de que hoy no les da la gana atenderte a sus camareros/​modelos/​gente inepta, es que «servir un café va a tardar, porque la máquina está en el otro extremo de la barra»
Mi facepalm se ha oido all over the ambigú.

Location is 5 stars. Service is –4 stars. Such a great place. If it was managed better and had attentive wait staff this place would be awesome.
If you come for a drink, order at the bar, even if you have a table… the waiter won’t come around. We managed to place an order and after 40 mins it still hasn’t arrived.
Bartender was friendly and attentive but super busy. Seems like she’s the only one doing anything.
I hate writing bad reviews but was left no choice for this place.

El bar/​cafetería/​ambigú de la Sala Fernando Arrabal de las Naves del Español en Matadero es el lugar por el que sueles pasar antes de entrar a ver una de las magníficas obras que suelen programar en este centro.
El local en sí es diáfano, amplio, con muchas mesas altas y bajas, y una zona de gradas en mitad del local que además de permitir sentarte para tomar algo, sirve para ver algún concierto o representación que de vez en cuando se realizan en el pequeño escenario que también tiene.
Pero creo que ahí se acaba lo bueno. Y es que ni los precios ni la calidad son demasiado buenas.
Llegamos y pedimos una caña y un vino. Total casi 5 €. Y eso que la cerveza, como comentaron estaba mal tirada, y el vino tampoco es que fuese demasiado especial, era un ribera joven. Así que fue bastante caro.
Nos ofrecieron pinchos, pero preferimos no tomar ninguno.
Nos fuimos a sentar a una de las mesas, y decidieron pedir unas aceitunas para acompañar la bebida. El camarero antes de ponerlas, nos aclaró que había que pagarlas ¿De verdad?¿En serio? Las pusieron, pero si hubiera sido por mí, ni me hubiera molestado confirmarlo.
Supongo que tener una concesión pública es un chollo, pero no por eso, y por ser uno de los pocos lugares del Matadero donde puedes beber/​comer algo te hacen elevar tanto los precios y tener tanto morro.

Era la primera vez que paraba en este lugar y la verdad que leyendo ahora la criticas que he visto por la red y viendo el trato pesimo que recibimos, creo que va a ser la primera y ultima vez.
No se puede cobrar por una cerveza lo que se cobra pero mucho menos el trato indigno que nos dedico un indeseable camarero que lo primero que tenian que enseñarle es educación y respeto.
Desde luego un lugar donde ni recomiendo ir ni volveré

La experiencia en Sagàs fue regular. Es cierto que estuvimos un día en que había una competición o algo de baile al lado y había mucha gente y mucho ruido, pero destacamos especialmente el servicio muy regulero y descuidado. En un momento dado, después de los aperitivos, nos sirvieron los principales aunque ‘servir’ sea mucho decir, ya que básicamente los dejaron en una esquina de la mesa y… se fueron, sin decir nada más ni poner cada plato delante de cada comensal.
Esto me molestó, no os voy a engañar, así que aunque la comida no estaba mal, sinceramente no disfruté de la experiencia y no sé si me apetece volver en un futuro próximo, la verdad, ya que para mí el trato es igual de importante que la comida… y en este caso, ni la comida estaba genial (hemos probado bocadillos mejores, en Chifa, por ejemplo) ni el trato estuvo correcto.

Acaban de abrir en la terraza de Matadero. Los precios son razonables y la terraza está muy bien, con mucha sombra. Se les ve un poco desorganizados y superados por la cantidad de gente. El encargado ha sido super borde, no sé si es porque está nervioso o porque es así, la gente le llamaba y el tío saludaba con la mano y se daba media vuelta. Ante el estupor de varias mesas le hemos dicho que no eran maneras, en fin. Espero que sea por la situación y le daré otra oportunidad, el sitio mola.