Sifón

Abrir la puerta del Sifón supone entrar en un colmado de toda la vida. A la derecha, encuentras estantes con conservas y legumbres. Echa un vistazo porque hay verdaderas delicatessen. A la izquierda, está la barra.
Aquí puedes picotear. Tienen tostas, boquerones, choricitos… Y, todo está muy rico. Sin embargo, si te gusta el vinagre, prueba esos boquerones en vinagre que son una delicia.
Para acompañar puedes beber una cerveza artesanal. Tienen La Virgen, Cibeles, Socarrada… A mi me flipa, especialmente, esta última. Puedes encontrar vinos y no son los típicos. Así que… Deja que tu paladar descubra y disfrute.
Los precios son normales tirando a altos. La atención es muy muy buena. Qué más se puede pedir??? Pues solo falta que te lleves buena compañía.

No suelo estar acostumbrado a sentirme que se rian de mi en la cara cuando voy a cenar a un sitio, pero por desgracia es lo que he sentido en este sitio. Carta muy pretenciosa para poner una comida de estudiante de 20 años con la nevera medio vacia. Al pedir un «Tartar de tomate con navajas» lo ultimo que me espero es que me presenten un tomate cortado mal aliñado con 4 navajas de lata al lado, y menos cuando lo cobran a 12 euros. La cosa no mejoro demasiado cuando los «Huevos poché con trufa» se convirtieron en un platito tamaño tapa con patatas revueltas sobre un huevo con trufa espolvoreada. Ya me temo que no me atrevi a seguir pidiendo mas, tras esos dos platos con 2 vermus por 27 euros en total estimé que habia sido suficiente tomadura de pelo. Este sitio es un claro ejemplo del pensamiento de que por tener una terraza en un sitio centrico de madrid, poner unos camareros que intentan ser modernos y tener una carta con nombres pretenciosos ya se puede cobrar el precio que sea sin preocuparse un minimo por la calidad… un sitio para nada recomendable, mucho mejor ir a otro sitio donde valoren la comida que ofrecen y se pueda tener una cena agradable. Y como no me gusta decir todo malo he de decir tambien que el vermu esta bueno, a lo mejor si tomas solo eso hasta se puede pasar…

Me encanta esta plaza y me encanta Sifón.
Como tienen tantas cosas pues siempre descubro alguna nueva. Hace poco me regalaron de aquí una confitura de violetas que me flipa para desayunar con un pan especial de pasas.
Pero siéntate en su terraza, los camareros son bien majetes, y prueba su vermú negro que, ahora me lamento, le preguntamos la marca y no la recuerdo, y está riquérrimo y bien preparado, así que me parece un sitio perfecto tanto para comprar algún detalle o regalo, ya sean cervezas, quesos, vinos o latas de productazos, como para tomarte un aperitivo diferente o picotear.

Ay el Sifón, mitad bar mitad ultramarino.
He ido en varias ocasiones, algunas veces a comprar un buen vino y otras simplemente a tomármelo. La verdad es que me encanta ese concepto.
Alguna reseña habla de su su lentitud en servir, y si bien es cierto que no son mega rápidos, nunca he tenido problemas, lo mismo no iba con prisa.
Como tarea pendiente quiero ir a comer algo. Tienen los productos de su colmado y alguna ensalada, ya que no cuentan con cocina. Por lo que sea creo que tiene que molar. Los vinos suelen ser buenos y si compras algo tiene calidad seguro (y precio, que no es barato ;)

Fuimos a tomar unos gin tonics. el precio de las copas (12 € de media) es desorbitado valorando el servicio y la calidad, ya que tardaron en atendernos y servirnos, trajo las consumiciones en goteo, escasa simpatía, Ginebra puesta en los vasos al llegar a la mesa, sin opciones de añadir nada… Y la terraza está puesta en hilera, y es para grupos muy pequeños. No volveremos aunque tienen una amplia variedad de marcas de Ginebra para elegir.

Este colmado y bar madrileño tiene muchas virtudes, entre ellas la de ofrecer magníficos productos de la zona y tener un buen repertorio de vino por copas, que cambia periódicamente. Si bien el interior es bastante agradable, en el verano cuentan con una terraza en la que da gusto sentarse a beber un vino, un vermú negro preparado o un gin-​tonic de calidad. Dos detalles a destacar es que sirven copas muy generosas y la atención es estupenda. Por estas razones me he convertido en un cliente fijo.

Hace un tiempo estuvimos aquí en un evento Unilocal degustando unos surtidos de productos madrileños bastante buenos y, por mi parte, agarrándome un pedo antológico al que no suelo ser muy propenso porque, como me repito a mí mismo continuamente, yo no bebo. Total, que el otro día pasábamos por aquí cerca y se lo quise enseñar a mi señora porque me había gustado.
Pedimos una Cibeles negra, un Ribera y un trozo de empanada; queríamos la que anunciaban (morcilla y manzana), pero no tenían (¿por qué la anuncian en grande entonces?) y terminamos probando una de bacon, cebolla y brie que sabía, evidentemente, a carbonara. Vamos, que estaba muy bien pero no era lo que me había entrado por los ojos.
El sitio sigue siendo muy agradable y, aprovechando que estaba todo el mundo en la terraza, estuvimos solos dentro tomando nuestras consumiciones al ritmo de modernos cantautores españoles que se me escapan bastante. Sin embargo, tuvimos un susto: la cuenta. Entiendo perfectamente lo costoso que debe ser hacer cerveza artesanal y que la gente tiene que ganar suficiente como para vivir, pero no dejo desde entonces en pensar en el plusvalor impuesto porque me pareció exagerado. O eso o el negocio de la cerveza artesanal es insostenible en el escenario de crisis capitalista, porque no creo que mucha gente pueda permitirse semejante atraco por muy buena que esté.
En definitiva: sigue siendo un sitio muy agradable y las cosas que tienen (no las que anuncian) están buenas, pero no es un sitio para todos los días si eres de clase media.

Ayer estuve picando algo en la terraza por la noche, los camareros son amabilísimos, pero lo que comimos no me pareció gran cosa, los boquerones regular, las aceitunas mezcladas las buenas con otra no tan buenas, y la tabla de quesos mínima y no exagero, y la tabla son quince euros, quizás fue un mal día, repetiré a ver si la cosa cambia.
Se me olvidaba la empanada de ibéricos está muy buena

Fui a mediodía a tomar un café con unos amigos en la terraza. La terraza bien. Normal. La pena es que tardaron en servirnos y en cobrarnos un montón. Incluso nos levantamos para ir a pagar a la barra en vista de que nadie salía a la terraza a atender.

Hoy me ha dado por sentarme en la terracita de este local a eso de las 19:00, con una temperatura bastante agradable y la verdad es que no he podido tener mejor elección.
Aunque no he llegado a entrar, desde la terraza se podía adivinar una exquisita decoración con, como su propio nombre indica, sifones, latas y botellas antiguas. El entorno, además, es bastante favorecedor, en plena Plaza del Rey, una de las plazas más emblemáticas del barrio de Chueca, en la que aún se puede estar bastante tranquilo y sin sufrir demasiada aglomeración de gente.
El servicio ha sido muy amable y atento. Tanto es así que mi acompañante ha pedido un vaso de agua y le han traído un buen vaso de sidra con hielos lleno de agua y no lo ha cobrado. Son detalles que no cuestan nada pero que hacen que quieras repetir.
¿Y yo? Cervecita al canto. Media pinta de cerveza de trigo por 2.5 €, un precio bastante módico. Además, como el hambre de media tarde apretaba, me he pedido por 3.5 € una empanada de pollo a la barbacoa RIQUÍSIMA; lo mejor que he comido en todo el día y no exagero.
Tienen variedad de bebidas, no sólo cerveza, así que te puedes pedir un gin tonic si se tercia, y una pequeña carta con empanadas, tostas y bocaditos ligeros.
Terracita, tranquilidad, cerveza y buenos alimentos. Una muy buena opción para tomarse algo en esas tardes calurosas por Chueca.

Soy fanática perdida de las terrazas y, particularmente, me gusta mucho esta plaza (Plaza del Rey).
Me quedé con ganas de más, pero tenía que salir corriendo. Solo me dio tiempo de disfrutar un mini-​rato en una de las mesas altas de la terraza con una rica media-​pinta de cerveza de trigo.
A la próxima, sin duda, probaré más, mucho más :)

Justo al ladito de La Revoltosa, otro sitio de visita obligada.
La plaza en la que está ubicada es perfecta sobre todo en primavera. Con su terracita, claro!
Nos tomamos un tinto de verano, riquísimo! Luego por supuesto, el vermú, con sifón.
Estaba muy muy rico. Unos 3 € cada consumición mencionada.
Para mi gusto, ya que el local está genial, y las bebidas ricas, podrían ofrecer tapas ingeniosas. Las patatas fritas están muy vistas.

Me encanta la idea de abacería /​colmado de productos de Madrid. El hermano pequeño de Revoltosa tiene las estanterías llenas, sobre todo de conservas, vinos y cervezas producidas en la Comunidad de Madrid. Porque, aunque parezca que no, en Madrid se hacen cosas muy ricas, y va siendo hora de reivindicarlo.
El sitio está decorado muy mono, y está planteado como un espacio gourmet. Por supuesto, tiene una pequeña carta, pero todo cosas ligeras y ricas: tostas, ensaladas, cositas para picar… Todo elaborado y muy rico, con productos premium, eso sí, la idea es más picoteo que cenar a lo grande.
Con respecto a la bebida, en barra tienen un grifo de cerveza estupendo, además de las preceptivas cervezas artesanales. Pero también hacen un tinto de verano con muchísimo arte, y lo mejor, lo que más me gusta, es el vermú preparado, con su ginebra su angostura… No llega a ser igual de impresionante que el de Ander Etxea en Bilbao (el sitio donde hacen el mejor vermú preparado de la Península, certificado por un estudio nada científico llevado a cabo por servidor) pero lo cierto es que el Ander tiene aquí un digno competidor.