Taberna Pedraza

Insistir en los comentarios, buena taberna, buena atención, buenos productos, yo tomé tortilla, croquetas de jamón y tigres, y todo estaba buenísimo. De lo que pasaba a mi alrededor todo tenía muy buena pinta. Quizá algo caro pero compensado con la calidad. Para el Restaurante imprescindible reserva.

A ver cómo escribo esto de la manera más apropiada posible…
Fuimos a cenar un grupo de diez personas, que celebrábamos una cena de Navidad con entrega de regalos de amigo invisible con regalos de mierda que ya indicaba que íbamos a ser un grupo bastante gritón. El local se hizo cargo y nos dio una mesa apartada, o sea que guay. La primera en la frente, no obstante, vino con una reserva de 10 euros por comensal, cosa que no he visto en mi vida y no me parece muy comercial en este país, pero su local, sus reglas.
Encargamos unos menús cerrados de 45 euros que se hacían en grupos de 4, de modo que pedimos dos sets de menús y dos pidieron de carta, los que quedaban descolgados.
El local es moderno y bonito, da gusto. Y la comida que fue llegando, francamente deliciosa. Es un menú muy caro y con platos que en principio no seducen demasiado, pero todo lo que se dice de esa comida es cierto: es un circuito gastronómico muy largo, con un mogollón de platos que te hacen llegar al postre extenuado, y cada cual más rico que el anterior. La tortilla, el mejillón tigre, las croquetas… todo espectacular hasta los postres, si bien he de decir que es un poco demasiado contundente para una cena y deberían dar omeprazol con los aperitivos (el menú incluye callos, morcilla, butifarra, chistorra, etc).
Hasta aquí todo magnífico. El menú además incluye 3 botellas de un vino delicioso por cada 4 personas, cantidad más que generosa, pero que «haciendo un esfuerzo» nos bebimos completamente. Dada la abundancia de tinto, los «descolgados» habían estado bebiendo del nuestro durante la cena, porque nos llegaba de sobra. El problema vino cuando en la cuenta que trajeron, separada entre los de menú y los que comieron de carta, nos cobraron una botella de vino con la cuenta de los de carta. Como es natural comentamos que se habían equivocado, a lo que nos contestó el maitre muy educadamente que no, que ellos habían bebido vino, a lo que nosotros dijimos que sé, que el incluido en los menús de los otros comensales. Bueno, pues al parecer no les parecía bien y nos cobraron una botella adicional que nunca nos sirvieron por ese motivo, gesto francamente cutre dado el volumen de la cuenta (53 euros por persona). Después de quejarnos de forma expresa entendimos que eso eran lentejas, y que simplemente se quedaban sin propina y punto. Personalmente me parece un gesto absolutamente anticomercial; es cutre intentar colarla, pero si ya se te quejan, deja que el cliente se quede contento y repita, no te pelees en el barro y te juegues la satisfacción de 10 personas por 16 euros. Eso les hubiese quitado una estrella en esta reseña, pero ya.
El problema es que llevando ya 10 minutos en la calle, el dueño se permitió el lujo de salir a encararse con el comensal que más enérgicamente había protestado por el tema diciendo «si me vas a cobrar una botella que no te he pedido, al menos no seas sinvergüenza y pónmela para que me la lleve si me da la gana». Pues bueno, tuvimos que presenciar un show bochornoso de 5 minutos del dueño defendiendo lo indefendible con unas malas manera que fueron in crescendo (porque mi amigo no se calla ni media tampoco, las cosas como son).
Si no te hemos pedido la hoja de reclamaciones, no seas tan insensato de venir a liarla cuando además ya nos hemos ido, tío, que es lo más casposo que he visto en mi vida, sobre todo en un restaurante de calidad como era ese. No sólo por supuesto no vamos a volver, sino que por mi parte pienso repetir esta crítica en todo los medios posibles. Es lo que pasa en la era de internet. Si te lo puedes permitir porque tu local funciona como un pepino, perfecto, bien por ti. Si no, la próxima vez te lo piensas mejor.
Vaya chorizo de reseña me ha quedao!

No es un lugar fácil de ver si no vas expresamente. El local está muy bien decorado a mi gusto, pequeño, tiene alrededor de 8 mesas y creo que voy a repetir.

Llega el día de mi cumpleaños y, como siempre, lo paso fatal para ver dónde llevar a mi familia para invitarles a lo grande. Tras un poco de búsqueda vía Unilocal,me decido por un sitio, pero ya no hay sitio, así que busco otro. Y al final doy con este, llamo y me dicen que dentro no tienen sitio, pero que nos ponen en la terraza. Me atiende un señor bastante resuelto y rápido, y el mismo día me llaman para confirmar que todo está OK y que vamos a ir, así que muy buen servicio en ese sentido.
Vamos con dos niños que son como dos Gremlins (especialmente ese día), pero no hay problema. Nos sentamos, y nos traen un apertivito, junto con una ronda de vermús y cañas. La Taberna Pedraza es bastante pequeña, pero muy bonita por dentro y por fuera, y la terraza está en la mediana de la Calle Ibiza, un bulevar con mucho árbol y muy tranquilo. Como era a principios de mayo no hacía calor, así que estuvimos bien cómodos.
Pedimos (todo para compartir, cinco adultos y dos enanos): ensaladilla rusa, muy rica, muy riquísima; con dos guindillas tipo piparra encima de las que dimos buena cuenta. La pediría una y mil veces. Ensalada de tomate raf con cebolla, lo típico para desengrasar y muy sencillita, pero cuando los productos son de buena calidad, la verdad es que no hace falta más. La tortilla, que la verdad es espectacular, fue lo primero que pedimos por recomendación del camarero y lo agradecimos mucho (las hacen en el momento). Riquérrima. Un par de raciones de pulpo a la brasa de esas de caerte de espaldas. Un pulpo riquísimo. Y luego carrillera, riquísima, deliciosa, la carne se deshacía en la boca, un espectáculo.
De postre, quesada y tarta de chocolate, ambas muy ricas y raciones bastante grandes. Tomamos un vino blanco servido fresquito, cafés y unas copichuelas para acabar la tarde, con una sobremesa que se nos alargó bastantito (pero nadie nos dijo ni mú).
TL;DR (demasiado largo; no lo voy a leer): muy buena calidad de productos, comida riquísima, un servicio excepcional y simpático, aunque es verdad que las raciones resultan un pelín escasas para el precio que tienen, pero la experiencia general es tan buenísima que se llevan cinco estrellazas. Para repetir.

Ayer fuimos a probar la TABERNA PEDRAZA de la calle Ibiza, con la idea de comer de tapeo. El sitio no es muy grande (unas 8 mesas), pero está decorado en plan muy «cuqui» con mesas y sillas descabaladas estilo «vintage». En el suelo y las paredes, baldosas hidráulicas de diferentes colores y motivos creando un ambiente muy acogedor. Además tienen una agradable terraza en el bulevar de la calle.
Dos personas. De la carta, no muy extensa pero muy variada, nos apetecía todo, tienen desde raciones (ensaladilla, chacinas, conservas gourmet, etc.) hasta platos más consistentes (como chuleta a la brasa o frituras al estilo andaluz).
Preguntando por las especialidades de la casa, nos dejamos aconsejar, y al final cayeron:
— Dos croquetas de jamón (1,80 €/​unidad). Las croquetas son muchas veces «la prueba del algodón» de un restaurante. Pues estas están buenísimas, cremosas, toda una explosión de sabor, de las mejores que hemos comido en mucho tiempo.
— Tortilla de patatas, poco cuajada al estilo de Betanzos, hecha con patata gallega y huevos de corral (10,50 €). Nos la recomendaron especialmente y fue todo un acierto. Sabrosísima, la patata totalmente en su punto, terminamos mojando pan en la yema.
— Media ración de morcilla de Beasaín, y media de chistorra (5,00 € cada media ración). La morcilla, se sirve acompañada de compota de manzana y Granny Smith picadita por encima, la chistorra simplemente frita acompañada de unos pimientitos de Padrón. Ambas cosas deliciosas y sorprendentemente nada pesadas, lo que dice mucho de la calidad de ambos productos.
Para terminar, el broche dulce lo puso una quesada casera tradicional, servida templadita en una cazuelita de barro, que estaba tremenda. Postres así de buenos no son frecuentes.
Carta de vinos no muy extensa pero variada y bien seleccionada (tienen hasta vinos de Jerez y champanes). Pedimos un Ribera del Duero tinto «Páramo de Corcos», servido a su temperatura y en copas adecuadas (nos supo a gloria, por fin un sitio donde te ponen el vino como Dios manda). Mesas un tanto canijas, pero es que el sitio es pequeño y no da para más. Buena vajilla y manteles y servilletas de tela. Finalizamos el festín con un café, y una invitación a un licorcito de parte de la casa (buen detalle). Pagamos 46,90 €, que nos pareció un precio excelente. Esta gente entiende de hostelería, a este precio no se puede comer mejor de tapeo en Madrid. Salimos muy satisfechos y deseando volver para probar más cosas.

Un sitio para probar con comida típica de muchos lugares de España! Probar el pulpo, o los tigres.