Restaurante asiático del montón. Muy bonita la decoración y las presentaciones de los platos, pero la comida no me ha gustado nada. El arroz llegó helado, y con una mezcla de ingredientes extraña. Los rollitos de primavera estaban exageradamente grasientos e insípidos, y el pollo con verduras mejor no haberlo pedido. El Palacio de Hielo estaba a rebosar y, como novatos, nos metimos en éste a comer. Ahora lo entiendo todo. Estaba medio vacío. Si la gente no es tonta… ¡Qué lastima de tiempo perdido!