Lo mejor de este restaurante es la terraza en el jardín, y el salmorejo cordobés. El jardín es pequeñito, difícil coger sitio pero merece la pena intentarlo. Es un patio losado rodeado de plantas, con mesas y sillas de forja blanca, en verano se está muy fresquito. En invierno tiene chimenea para entrar en calorcito, un lujo. Está especializado en carnes del mundo, el lomo de buey gallego es de lo mejorcito que he probado en Madrid y a buen precio. Tienen carnes como lomo de gacela o de jabalí, o solomillos de canguro. De postres recomendar la tarta de manzana(con el hojaldre crujiente y calentita) con acompañamiento de helado de yogur húngaro. La bola era algo pequeña, pero así no se «comía» el sabor de la tarta.