Umayyad

El mejor lugar de dulces arabes de toda Madrid, increíbles! Casi tanto como que pase tan desapercibido un lugar tan fantástico en una calle tan importante como Príncipe de Vergara en Madrid. Precio razonable.

Hace poco volví a La Alboraya. El buen tiempo me empujó a por un helado. Iba ciego de las ganas que tenía, al fin y al cabo iba a ser el primero del año. No reparé en nada ni en nadie hasta que tenía mi helado en las manos. Como el día invitaba a ello, me senté en la terraza del establecimiento.
Una vez consumido medio helado y ya más reposado, vi una pequeña tienda contigua a La Alboraya de nombre raro, Umayyad, y de apellido aclaratorio, «dulces y frutos secos damasquinos». Inmediatamente mi curiosidad se despertó, pues no tenía conocimiento ni de la tienda ni de los productos damasquinos.
Entrar es encontrar un pedacito de Siria en Madrid, una ventana a la gastronomía árabe más auténtica. Vista la amabilidad de la mujer que lo regenta, las preguntas se atropellaban en mi cabeza y comencé a dispararlas una tras otra. Entre la información que pude obtener destaca que tanto los muebles como los productos están directamente importados desde Damasco, que venden unas cajitas de madera que puedes rellenar de los dulces de la tienda o que existen los pétalos de rosa con pistacho, todo un descubrimiento por cierto.
Al final me llevé un amplio surtido de gominolas y unos pistachos. Porque ya me había comido el helado y estaba lleno, que si no habría acabado con mi compra esa misma tarde.
Además de lo que yo compré, en la tienda hay frutos secos, frutas escarchadas, pastas, hojaldres… Si todo sabe la mitad de bien que la pinta que tenían, es un lugar muy a tener en cuenta para darse un homenaje o para hacer un regalo original.

Pasa totalmente despercibida y no debería. Pese a estar en plena calle Alcalá y frente a la boca de metro de Príncipe de Vergara, es un sitio muy desconocido. A fuerza de pasar por delante de la puerta a diario terminé echándole el ojo, y un día de los que no corría despavorida a casa después del trabajo decidí parar frente al escaparate y ver qué vendían. No me pude resistir y entréa comprar algo.
Es una establecimiento que vende productos damasquinos, dulces y frutos secos básicamente. En cuanto entré a cotillear el señor me ofreció su ayuda, y yo en mi afán de informarme le dije que me recomendase algo. Fue mi perdición, porque me metió por los ojos decenas de cosas, cada cual con mejor pinta que la anterior, y me dejó probar algunas! ¡Qué locura! Es un poco caro para ir asiduamente, pero si queréis probar dulces interesantes tenéis que ir. Yo me acerco de vez en cuando a por almendras y a por unas pastas rellenas de dátiles que son… mmmm