GRANSORPRESA la que me llevé con este secreto en Sierra Nevada. Yo y mis amigos nos hallábamos en plena odisea con el fin de alquilar unos trineos baratos cuando nos rendimos y decidimos utilizar ese dinero sabiamente cuando, como el mejor deus ex machina de la historia, apareció Mamá Goye. Lo cierto es que estabamos bien al fondo del lugar, donde ya poco interesante hay, y pasamos un poco de largo. Por suerte mi sexto sentido detecta comida percibió una señal de socorro de un viejo amigo: el chocolate. Por ello avisé a mis camaradas del hallazgo y fuimos prestos y raudos a responder a la llamada. Lamentablemente, estábamos más bien escasos de plata así que dos de mis compadres decidieron probar unos«bizcochocos”(bolas de bizcocho de chocolate bañado en chocolate con almendras y clavado en un bonito palo de madera) por 2 €. Uno de los nuestros, no demasiado a gusto con el dulce típico del chocolate estuvo a punto de abandonar la misión justo cuando uno de los dos encargados(hombre y mujer) adivinó su problema y le sugirió le echara un vistazo a lo que había justo en el escaparate y que, a causa de un cartel del demonio, no nos habíamos detenido a mirar con atención: una fondie de chocolate y una bandeja de fresas GIGANTES clavadas en un palo. Lo mejor: 1 € por fresa. Ni que decir tiene que mi amigo hasta repitió. Luego yo, indeciso profesional, no me decidía por qué maravilla probar. Mis ojos residieron en una colección de dulces que había en la pared y luego en el precio 4,75 € por 100 gramos. Para mi era un dinerito curioso, la verdad, pero una frase angelical y divina salio de los labios de la mujer que me muy amablemente me atendía y que hoy te traigo para que compartas mi regocijo: «En los 100 gramos puedes meter cualquier dulce que desees, oh mortal». Bueno, tal vez no asi exactamente, pero por Zeus que así me sonó en ese momento. Decidí coger un poco de todo, a saber: una rama de chocolate con leche, otra de chocolate blanco, una naranja confitada bañada con chocolate, una roca de almendras garrapiñadas con chocolate blanco y un disco de chocolate negro con sal marina pura(para potenciar el sabor… awesome). Tras quedar todos satisfechos con la compra y después de que la señora nos hubiera dado a probar unos trozos de chocolate con petazetas(va en serio, estaba bueno maldita sea) salimos orgullosos a degustar nuestras delicias en una mesa de enfrente mientras pensábamos en cómo esos picos nevados resistían durante siglos mientras que nuestros dulces ya eran cosa del pasado. 100% recomendado, si lo llego a saber antes me llevo más pasta jejeje Pd: Recién me he enterado de que es una franquicia y de están aquí en Sevilla