Santa Clara

Santa Clara es una de esas pizzerías de las de toda la vida: sabes a lo que vas y qué vas a encontrar. Pero vas, porque las pizzas están muy buenas y son baratas. Mucho mejor siempre la opción para llevar. Ojo, aquello es territorio Comanche.
El local es el típico: mesas y sillas de plástico, servilletas desintegradoras de papel de lija, que ni limpian ni secan, vasos de plástico y cero detalles. Decoración: un alicatado de azulejos y una foto gigante de una pizza. Pa’ qué más.
El ambiente allí es de niños chicos corriendo entre las mesas y gritando como si les persiguiera un predator, parejas de adolescentes con extraños cortes de pelo y exceso de bisutería que imita al oro, cumpleaños infantiles que recuerdan a la escena de la vaca en la jaula de los velocirraptores de Jurassic Park, y algún que otro ser humano que espera para recoger su pedido mientras contempla la escena ojiplático.
Sin embargo, las pizzas, para mi gusto, están muy buenas. ¡Y baratas! Mucho mejor que cualquier franquicia famosa en ambos aspectos. Y más variedad. Aunque puedan parecer pequeñas, están bastante bien cargadas de ingredientes, masa muy esponjosa y un toque particular que les da un sabor muy, muy bueno. Hay algunos experimentos (como una que en lugar de tomate frito, tiene base de mojo picón) que es como hacer una performance del ataque a Iroshima en tu propio estómago, pero la mayoría están riquísimas.
Los precios son bajísimos, y siempre tienen ofertas para parejas, grupos o menús individuales. Yo me he nutrido bastante de este último durante los años de universidad.
El señor que te atiende es muy agradable, y son bastante eficientes en cuanto a rapidez. Trato agradable y familiar, nada del otro mundo. Pero se agradece la simpatía.
Tienen también perritos, hamburguesas y kebabs, pero son son su especialidad. Están bien, pero tampoco son nada del otro mundo. Sin duda, las pizzas son su punto más fuerte y me reitero: tienen un sabor inconfundible; a mí me encantan. Te solucionan una noche de pereza o un sábado entre amigues en casa.

Este sitio esta súper bien de precio mas barato que robar, pero no olvidemos que la comida es pura basura, exceptuando las lagrimitas de pollo que están muy buenas.

Local pequeño situado en el centro comercial de Montequinto pero con productos estupendos. Las pizzas están increíbles así como las hamburguesas, además de otros productos que aún no he podido degustar. En la universidad Pablo de Olavide tienen otro local para alimentar a los estudiantes, aunque suelo escaparme a este a la hora de almorzar porque suele estar más tranquilo. El personal es muy rápido y amable.

sencillo pero muy bueno. De lo mejorcito relacion calidad precio.