La ubicación es de las mejores del pueblo, en Plaça Nova, con su terraza bastante grande al lado del Fraternal. En la carta tienen tapas, más o menos las habituales; bocadillos fríos y calientes, en versión pequeña y grande con diferente precio; hamburguesas y frankfurts; y algunos platos combinados y ensaladas. Por lo que hemos probado, los bocadillos no son excesivamente grandes, y de calidad están correctos. El surtido de croquetas es bastante abundante y están buenas. Muy recomendables las patatas fritas, cantidad y calidad. El precio es razonable, incluso barato comparado con los de alrededor. Las camareras son agradables pero, al menos por nuestra experiencia, el servicio un poco lento, y eso que no había mucha gente. En resumen, sin ser especialmente destacable, es una buena opción para tomar o comer algo en el centro del pueblo.