En un camino que te has pasado de largo dos o tres veces buscándolo, en la carretera de Torroella de Montgrí a Pals, se esconde este Restaurante(sí, con mayúsculas) al que para llegar hay que atravesar un camino de juncos con velas iluminando tus pies. Pocas mesas en una terraza increiblemente acogedora, pocos platos que proceden de su huerto y un personal majérrimo harán de este sitio uno de tus favoritos para siempre. Yo aquí he descubierto cómo sabe el tomate en realidad! Sólo abren los meses de verano y no pueden cobrarte con tarjeta de crédito, así que pasate primero por el cajero, aunque no es nada caro! Yo solo quiero ir allí todo el rato.