Melbourne

Esta Semana Santa estuvimos en un pequeñísimo pueblo de Pamplona, y mientras volvíamos a Madrid decidimos recalar en la capital, y terminamos parando en este restaurante, entre otras razones porque tenía un menú de fin de semana con muchísima variedad por 25 €.
Yo pedí las alcachofas salteadas con crujiente de jamón y huevo escalfado (riquísimas) y unas carrilleras en salsa con puré de patata (más deliciosas aún). De beber, pedimos un vino de la tierra de Navarra, como no podía ser de otra manera…
La verdad es que nos trataron fenomenal, y toda la comida estuvo riquísima. La carta tiene una gran cantidad de platos de temporada, que el maître se encargó de explicarnos pacientemente. Yo acabé prácticamente que no podía más de lo que había comido, así que cerré el banquete con un flan de café y un café. Mis amigos, los más atrevidos, se hicieron con una torrija con la que, creedme, todavía sueño. ¡Qué pinta tenía!

Productos de la tierra por doquier, y atención del personal exquisita. Me siento como un señor! Pidan vino, pidan.