Quería probar las migas extremeñas y me parecieron muy buenas. Bien elaboradas, con huevo frito. De segundo, secreto ibérico, muy correcto. El postre cuajada con miel. Para beber vino de la mancha. Todo ello en el menú de 12 euros. Los camareros muy amables. El que parecía ser el maitre, distante y frío. Los camareros salvan el negocio.