Recuerdo este súper de cuando era muy muy pequeña. Y todavía sigue aquí, con sus cajeras de siempre, que se han ido haciendo mayores. Lo bueno de un pueblo pequeño es que la gente no cambia mucho de lugar. Este super no tiene nada especial, pero le tengo cariño por eso. Además, el personal es muy amable y siempre te atienden con una sonrisa.