El Mesón La Torre está situado justo al lado de la célebre Torre del Infantado, el monumento más emblemático de la localidad de Potes. Es un pequeño restaurante con unas pocas mesas en una terraza diminuta. El interior está dividido en la zona del bar, con un par de mesas y la barra, y un salón en una estancia inferior con ocho mesas. Eso sí, este saloncito es muy acogedor y agradable, parece que estés almorzando en el salón de tu casa. La decoración es muy rústica y auténtica. Te retrotrae a los cincuenta/sesenta del siglo pasado. El servicio es eficaz y agradable. El precio muy competitivo. La cantidad de comida es la típica del norte, muchísima. Nos pedimos un par de menús. De primero nos trajeron una sopa de cocido Lebaniego y un cocido Montañés, ambos platos estaban fabulosos, qué gustazo poder tomar«cuchareo» en pleno mes de agosto, la verdad es que no tiene precio. De segundo tomamos trucha y lomo de cerdo, no estaban mal, pero no soportaban la comparación con los primeros platos que estaban excelsos. Mención especial se merece el cocido Montañés, en serio, el que no lo haya probado está en la obligación de hacerlo. ¿Volvería?, pues hombre sí que lo haría. Pero teniendo en cuenta la gran cantidad de locales de restauración que hay en el pueblo, pues quizás probaría otros por aquello de comparar y conocer más sitios. No obstante, a mí fue el que más me llamó la atención. Buon Appetito.