Nada destacable, ni fu ni fa. Me refiero al ambiente del local y los productos que vendían(absolutamente TODO de bollería industrial y poco apetecible). Las chicas eran rápidas y el café estaba bien pero ruido había un rato porque era domingo y había pocas cosas abiertas en el Puerto, la verdad. Llegué con una amiga en plan«vamos a ponernos al día y a repasar nuestras vidas en los últimos 10 meses» y sí, lo hicimos. No especialmente cómodas(odio las sillas altas), ni relajadas(conforme pasaba el tiempo el follón aumentaba). Pero bueno, tampoco es el sitio de oferta gourmet ni de moda del Puerto, creo yo. Había terraza, aunque hacía fresco esa tarde y no apetecía. Me dio la sensación de que los dueños no estaban esa tarde y de que las chicas iban un poco aceleradas, ya que había bastante gente, pero si no hay otra opción más apetecible cerca(como nos ocurrió aquella vez), volvería. Lo que sí es cierto es que los productos de horno tenían una pinta de «grasa hidrogenada» que tumbaban. Llegué con hambre de merendar y nada me sedujo ni por los ojos ni por la imaginación de sus sabores. Todo recordaba a cierta marca de bollería industrial mundialmente conocida. Tampoco es que se hayan gastado euros en la decoración ni en la imagen del sitio ni que estuviera impoluto, pero para tomar está bien.