Para conocer una ciudad hay que conocer a su gente y su gente esta en el mercado. Me encanta ir al mercado de Rubí no sólo porque el producto es de gran calidad sino porque el trato es como el de antaño en los comercio de barrio, los de toda la vida, en que te ofrecen los mejor porque no tiene sentido ofrecer algo que valga lo que vale, porque si un día te venden algo que no llega a la calidad mínima al día siguiente te lo van a recordar o peor aún ese cliente no viene más. ¿Acaso no tiene su lógica? Pues aún así, donde más veo esta actitud es en los mercados, por eso me gusta pasearme por ellos y si el bolsillo lo permite comprar producto de orígenes mucho más sanos.