Un buen sitio para tomar tapas y raciones por un buen precio. El menú no es muy extenso, pero tienen todo lo típico de nuestra gastronomía. Eso sí, el dueño o encargado, debería abstenerse de estar de cara al público. Nos plantó la cuenta abruptamente en la mesa, sin decir nada, sin esbozar ni una sonrisa y sin mirar para nosotros. No contento con ello, la volvió a coger para asegurarse de que era la correcta y con el mismo saber hacer, la volvió a plantar allí y se largó. Menos mal que los empleados son majos, que si no, le iba a ir bastante mal.