Estás tu agradablemente sentado en la playa, y de repente un amigo te recuerda que llega esa misma tarde a Cádiz, y que has de ir a buscarle a la estación de San Fernando. Así que no te queda otra que ir, coger el coche, hacer la compra en San Fernando y, además, recogerle. Cuál no será tu sorpresa cuando tu colega dice que se ha equivocado de tren, ha terminado en la estación que no es, y va a tardar un poco en llegar al punto indicado. Como nos moríamos de hambre, terminamos recalando en lo único que había abierto en las inmediaciones: la cafetería de la estación. Justo mientras comíamos, comentábamos que cualquier cafetería en Madrid de este estilo tendría unos estupendos bocadillos a 6 € y serían de la peor calidad posible. Aquí estaban recién hechos, y aunque no eran alta cocina gourmet, se dejaban comer. Lo mejor fue que los precios eran buenísimos, ninguno superaba los 3 €. Ni tan mal para la cafetería de una estación, la verdad.